Argentina fue una aplanadora y es finalista de la Copa: 6-1 a Paraguay

Le piden solos a Lionel Messi, pero a él le gusta que toda la orquesta suene. Su batuta no es egoísta, él ya hechizó al mundo con ella, ahora quiere que los demás lo hagan y anoche demostró, sin necesidad de hacer goles, por qué es el astro del fútbol mundial, además de ser clave en la aplastante goleada 6-1 de Argentina sobre Paraguay en la semifinal de la Copa América. (Mire las mejores imágenes del partido).




Los guaraníes querían dar la sorpresa y a los 6 minutos inquietaron, y bastante. Un centro cruzado llegó a la cabeza de Nelson Haedo Valdez quien bajó el balón a Roque Santa Cruz, y su remate fue desviado. (Lea aquí: 'Jugando así, tendremos muchas ocasiones en la final': Messi).


Ese susto sirvió para que los argentinos reaccionaran y tuvieran varios acercamientos hasta anotar. Pero el gol de Argentina no llegó por sucesión de toques o alguna genialidad; fue a la paraguaya. Centro en pelota detenida de Messi y Marcos Rojo aprovechó un borbollón en el área y se dio media vuelta para rematar a quemarropa, 1-0 a los 15 minutos. (Lea también:Argentina esta vez fue un equipo 'contundente', dijo Martino).


Los albicelestes fueron una tromba liderada por Messi que a los 21 minutos tuvo una de sus acostumbradas descolgadas que hacen sentir inútiles a los defensores; cedió la pelota a Pastore quien remató, pero tapó Justo Villar.


Esa acción dejó con ganas de más a los dos protagonistas y seis minutos después la repitieron, pero en esta ocasión Pastore se quedó unos segundos más con la pelota, eludió una barredora que salió de la nada y con la derecha cruzó su remate a ras de piso, 2-0.


Tras ese tanto, daba la sensación que el marcador se aumentaría y la goleada sería sublime, como sucedió. Pero al frente estaban los paraguayos que seguían insistiendo y sus líneas no las replegaban, no estaban pensando en no recibir más goles, querían empatar y fue así como a los 43 minutos Bruno Valdez se elevó, como muñeco de Supercampeones, y rechazó con la cabeza el balón que terminó siendo una asistencia para Lucas Barrios, que había reemplazado a Santa Cruz, y sacó un fuerte remate en la medialuna, fue el 2-1.


En el tiempo de reposición pudo llegar el empate. Raúl Bobadilla, que también llevaba poco en la cancha, entró por Derlis González, engancho a un rival y diagonal al arco sacó un misil que asustó.


Argentina no quería darle licencia a la ilusión de Paraguay, por eso con tan solo dos minutos del periodo final hicieron un gol de antología. Toques simultáneos de Javier Mascherano a Pastore, y este mientras corría con el balón miraba al mejor posicionado, apareció Ángel di María quien entró al área para rematar, con delicadeza, fue el 3-1.


La sensación que había quedado en el primer tiempo, se repitió en el segundo. Messi, ese jugador que parece manejado por un control de videojuego, eludió a dos adversarios, con túnel incluido, y asistió a Pastore a quien Villar, nuevamente, le detuvo su disparo, pero la pelota siguió coqueteando el arco hasta que apareció Di María para marcar el 4-1 a los 8 minutos, juego liquidado.


El juego era una fiesta y Messi quería imprimir su apellido en la lista de anotadores. Emprendió esa carrera que es infernal para los contrincantes, pero bendita para sus compañeros y dejó tres jugadores en el camino para hacerle el pase a Pastore, quien se sentía en deuda con el ‘10’ y le devolvió la pelota; la ‘pulga’ remató, pero Villar atajó.


Después hubo dos ráfagas: primero un cabezazo de Sergio Agüero, tras pase de Di María, y luego un remate de Gonzalo Higuaín que tomó un balón que Messi le pasó en el piso. Fueron el quinto y sexto tanto de una sinfonía que con sus partituras aplastó a Paraguay. Ahora Argentina va por el título, contra Chile, que consagre a Messi con su selección.


tomado de  El Tiempo

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