Los jóvenes, de 14 y 15
años, se lanzaron desde el piso 13 de una edificación en el sur de la ciudad.
En el cuerpo de uno de ellos se evidenciaron múltiples lesiones causadas por
una navaja.
Las autoridades de
Bogotá tratan de establecer las circunstancias en las que dos menores de edad,
un adolescente de 14 años y una joven de 15, perdieron la vida este miércoles
tras lanzarse del piso 13 de un edificio del sur de Bogotá, influenciados al
parecer, por el juego de la ballena azul.
Según un reporte
preliminar de los organismos de riesgo de la capital, los hechos se registraron
sobre las 8:54 de la mañana en una estructura ubicada en el barrio San
Bernardino de la localidad de Bosa, particularmente en la carrera 58 C sur
#82-31.
Las víctimas son una menor
de 15 años que presenta trauma craneoencefálico severo y un joven de 14 años,
quien también presentaba múltiples traumas. Sin embargo, lo que llamó la
atención de las autoridades es que el adolescente tenía múltiples lesiones
lineales en forma de flechas en su tórax, realizadas presuntamente con una
navaja.
Es por ello que se
estudia la hipótesis de que ambos menores habrían sido víctimas del juego de la
ballena azul, que persuade principalmente a adolescentes entre los 12 y 14 años
con tendencia a la depresión y que consiste en cumplir con 50 retos que van
desde pintar una ballena en una hoja de papel hasta, precisamente, lanzarse al
vacío desde un edificio.
La ballena azul
comienza en grupos anónimos creados, por lo general en redes sociales como Facebook,
administrados por personas que operan bajo pseudónimos. El primer paso es
contactar a los jóvenes a través de mensajes a sus cuentas en redes sociales o
teléfonos celulares.
Una vez se acepta entra
en el juego, los jóvenes deben cumplir con 50 retos que van desde tareas
bastante básicas, como dibujar una ballena en el papel o hacer publicaciones en
redes sociales con el hashtag #I_am_whale (soy una ballena). A medida que pasa
el número de tareas, se incrementa el nivel de “dificultad” hasta el punto en
que los menores son persuadidos para realizar actos en contra de sí mismos,
como a hacerse heridas o a dibujar una ballena en su antebrazo utilizando una
cuchilla.
Entre los retos que se
han conocido están el de cortarse el labio, pararse en el borde de un puente,
sentarse sobre un tejado, ver videos de horror a una hora determinada o
escuchar música que los administradores, llamados curadores, envíen.
Para poder continuar
con una nueva tarea, los menores deben enviar una fotografía como prueba de haber
cumplido con la tarea asignada. Según los medios de Rusia, la última prueba
consiste en lanzarse al vacío desde un edificio.
También se ha señalado
que los menores que intentan abandonar el juego son amenazados por los
administradores, quienes los intimidan señalando que poseen los datos de sus
padres o sus direcciones.