El 31 de marzo del 2017, a las 11:24 de la noche, una
avalancha destruyó el 40 % de Mocoa, la capital de Putumayo, en una noche
lluviosa y oscura que nadie quiere recordar. El saldo final de la tragedia: 333
personas muertas, 76 desaparecidos y 22.310 damnificados.
Un año después, los habitantes de esta ciudad aún sienten
miedo, sobre todo cuando hay fuertes lluvias, un temor que no han podido
superar. Como lo cuenta Geovanny Muñoz, un sobreviviente de la tragedia, quien
perdió a su pequeño hijo junto con cuatro familiares más.
La mayoría de los barrios afectados, 48 en total, todavía
conservan las huellas del desastre. Recorrer sus calles a veces causa miedo,
sobre todo en las noches, donde la sombra de la tragedia cubre con su manto el
ambiente, incluso hay quienes aseguran que ven almas en pena.
Asimismo, un año después, todos esperan que el Gobierno
Nacional termine de invertir los 1,2 billones de pesos que prometió para la
reconstrucción de Mocoa, recursos que fueron asegurados a través del documento
Conpes 3904.
Lenta reconstrucción
Pero más allá del miedo o de las promesas del Gobierno, está
el empeño de seguir adelante. Como es el caso de Concepción Erazo, quien perdió
el primer piso de su casa en el barrio San Miguel, pero se las arregla para
sobrevivir, junto con sus dos hijas, tejiendo sombreros de Iraca. “De acá no
salgo, no tengo para donde irme. A mí el Gobierno Nacional no me dio subsidio
de arriendo”, reclama.
Para Sigifredo Arciniegas, presidente de Asociación de
Juntas Comunales de Mocoa (Asojuntas), los avances de la reconstrucción de la
ciudad han sido lentos y no superan un 10 %.
Al inconformismo se suma Ramón Apraez, presidente de la
junta de acción comunal del barrio La Esmeralda, quien aduce que el Gobierno
Nacional está imponiendo obras sin concertar con la comunidad ni con el Comité
Municipal de Participación Ciudadana.
Igualmente, Apraez señala que el mismo gobierno central está
incurriendo en una falta grave al proyectar obras sin que en Mocoa exista el
Plan Básico de Ordenamiento territorial (PBOT).
Y es que las advertencias hechas por organismos como el
Servicio Geológico Colombiano y la Universidad Nacional han sido claras sobre
la posibilidad de que se registren nuevas avalanchas de igual o mayor magnitud,
como la ocurrida la noche del 31 de marzo del 2017.
A pesar del llamado a respetar las rondas hídricas y no
retornar a las zonas de riesgo, muchas familias han vuelto a vivir en los
barrios afectados. Como el caso de siete familias en el barrio San Miguel,
cuyos integrantes aducen que por la falta de recursos para pagar arriendo y no
tener más donde vivir tuvieron que regresar a sus casas semidestruidas, en
ruinas y sin servicios públicos.
No obstante, hay quienes aguardan con esperanza las casas
que comenzará a entregar el Gobierno Nacional el próximo lunes. Andrea López,
madre de dos niñas y una de las primeras personas que recibirá vivienda, afirma
que se siente muy feliz. “Mis hijas y yo tenemos una felicidad inmensa. Yo soy
madre desde los 15 años y siempre he salido adelante. Con esta casa aseguraré
el futuro de mis niñas”, comenta.
Esperan el acueducto
El Gobierno proyecta construir 1.300 casas en el barrio los
Sauces I, por un valor de 22.260 millones de pesos. Este 2 de abril se
entregarán las 100 primeras, con la presencia del presidente Juan Manuel
Santos.
Pero quizás el anhelo más grande de los habitantes de la
capital del Putumayo, damnificados y no damnificados, es la construcción del
sistema de Acueducto para el suministro de agua potable, un proyecto que ya
tiene terminada su bocatoma alterna y para el cual fueron asignados recursos
por 28.074 millones de pesos.
Otra de las obras que esperan los mocoanos es el hospital de
segundo nivel José María Hernández. Eduardo Pérez, un reconocido veedor
ciudadano de la región, asegura que el centro médico se encuentra en un 42 % de
avance de obra y que él aspira que este quede apto para el servicio al
finalizar marzo del 2020, ya que los recursos por 33.826 millones de pesos
están asignados por parte del Ministerio de la Salud.
Uno de los avances más importantes es la Instalación del
Sistema de Alertas Tempranas, que está en un 100 %. Jorge Cuevas, coordinador
municipal del sistema, afirma que el mecanismo incluye un puesto de monitoreo,
11 sensores de río, cuatro estaciones meteorológicas y 12 sirenas que ayudan a
la prevención de una nueva tragedia natural a causa de las lluvias.
En el tema de puentes vehiculares, el director nacional de
Invías, Carlos García Montes, asegura que se avanza en la construcción del
puente sobre el río Mulato, una obra que tiene de avance del 14 %, y restan
tres puentes más por construir por un valor total de 16.100 millones de pesos.
Brilla la esperanza
Además, la Gobernación tiene previsto otro puente sobre el
río Sangoyaco, para desembotellar el tráfico hacia el barrio El Progreso. Pero
estas obras, que tienen un costo de 4000 millones de pesos, podrían comenzar
entre 4 o 6 meses, dependiendo de la gestión ante el Sistema Nacional de
Regalías.
A todo esto se suma la construcción de cuatro puentes
peatonales y la pavimentación de 2,8 kilómetros de vías, que se realiza con un
batallón de ingenieros del Ejército.
Por su parte, la gobernadora de Putumayo, Sorrel Aroca,
destaca que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible ha invertido
3.000 millones de pesos en obras que deben quedar listas en mayo del 2018.
Asimismo, asegura que en obras de mitigación se ha dispuesto un monto de
130.000 millones de pesos y que Corpoamazonía contrató el estudio del eje
ambiental de la quebrada Taruca - río Sangoyaco.
Para el alcalde de Mocoa, José Castro, las obras están en un
30 %: hay varias en construcción, otras listas para entregar este 2 de abril,
cuando el presidente Santos visite la zona, y otras en los procesos
burocráticos para su contratación y ejecución.
Lo cierto es que hoy, en medio de los balances locales y
nacionales, los habitantes de Mocoa siguen intentando superar los miedos que
dejó aquella noche, aunque no pierden la esperanza de ver su ciudad mejor que
antes, a pesar de las demoras en las obras.
Tomado de El Colombiano