Las
niñas comparten un hígado, una vejiga y un sistema digestivo que hacen
imposible la separación.
La
decisión del senegalés Ibrahima Ndiaye de no separar a sus gemelas siamesas, después
de que médicos de un hospital de Londres evaluaran que la supervivencia de una
de ellas era imposible, ha conmocionado al Reino Unido.
En
2017, las pequeñas Marieme y Ndeye, que entonces solo tenían ocho meses,
viajaron con sus padres desde Senegal hasta el Hospital Great Ormond
Street de la capital británica con la esperanza de que los doctores
pudieran ofrecerles un futuro por separado.
Sin
embargo, los exámenes rápidamente establecieron que Marieme cuenta con un
corazón muy débil y unos niveles de oxígeno muy bajos que no aguantarían
una vida independiente.
Estos
dos últimos años, el padre, junto a doctores y expertos del comité de
ética, se ha visto ante la encrucijada de practicarles una operación que no
permitiría a Marieme sobrevivir, pero que podría proporcionarle a Ndeye
una vida diferenciada o, por el contrario, evitar una separación que les
llevaría a ambas a la muerte.
Ndiaye
ha optado por la segunda pensando en la "igualdad" de sus hijas
que tienen cerebros, corazones y pulmones separados, pero que comparten un
hígado, una vejiga y un sistema digestivo que hacen imposible la separación,
una decisión que los doctores comparten.
"Están
juntas, son iguales. Great Ormond Street ha sido muy honesto y muy claro
conmigo en todo momento. Vinimos como pacientes, pero ahora somos más que eso,
les considero mi familia. Nunca me he sentido presionado para aceptar una
operación, nunca me han faltado al respeto", dijo en declaraciones al
periódico The Observer.
Las
siamesas, que ahora tienen tres años, empezarán la guardería a partir de
septiembre en Cardiff, adonde se mudaron con su padre tras llegar al Reino
Unido y después de que su madre volviera a Dakar, donde la pareja tiene otros
cuatro hijos mayores.
Su
esperanza era que las pequeñas pudieran someterse a un proceso de
separación seguro para ambas como el que han pasado Safa y Marwa Ullah,
unas gemelas paquistaníes de dos años que estaban unidas por la cabeza y que el
pasado julio fueron dadas de alta del Great Ormond Street para continuar su
recuperación desde casa.
Tras
tomar esta difícil decisión, Ndiaye afirmó sentirse "un hombre
afortunado de ser parte de este viaje" y poder "cuidar y hacer
felices" a sus hijas.
"Sé
que habrá un momento en que tendrán que irse. Pero en este punto están luchando
y también me están dando una razón para vivir. Son mi inspiración, se lo doy
todo. Nunca las dejaré caminar solas", destacó.