Paradójicamente el nombre de la señora Soledad, refleja el abandono y las condiciones
infrahumanas en las que vive esta humilde mujer de la tercera edad.
Soledad Cabrera Pérez
habita en la Vereda El Barzal, a
orilla de la carretera que conduce de Garzón a Gigante, en una casa abandonada
y rodeada de maleza, en la única habitación techada, sin puerta porque hace
poco se la robaron; entrar es desgarrador, un fogón en el piso hecho con
ladrillos y dos calderos a un lado de dos camas, encima de una de ellas una
veladora porque no hay luz, un balde con agua para las necesidades porque la
manguera con el líquido está a 20 metros y doña Soledad padece de discapacidad;
si, no puede ni colocarse la pijama y por eso permanece envuelta en una sábana,
a un lado tiene una silla de ruedas, remendada a punta de soldaduras que no la
puede mover por si sola; afortunadamente para ella un adulto mayor la ayuda
cada vez que puede.
La señora Soledad busca a sus hijos Alberto Jesús, Javier Humberto, Mariano
Ignacio, Carlos Emerson y Cristian Andrés Debía Cabrera, según ella, todos
viven en Cali; mientras aparecen, esta humilde mujer necesita ayuda.