Se
trata de un doctor que no solo trabajaba sino también vivía en el sector del
puente peatonal de la calle 123 con carrera Novena, donde ocurrieron los hechos.
El
médico, según un medio nacional, trabaja
en una “clínica muy reconocida en Bogotá”, sin detallar el nombre del lugar
ubicado en la localidad de Usaquén, norte de la capital.
Además, la primera
hipótesis que ya están manejando las autoridades es que se trató de un caso de
legítima defensa, permitido según el numeral sexto del artículo 32 del
Código Penal, detalló el medio.
Por eso, luego de identificarlo, las
autoridades tomarán su declaración en las próximas horas para que explique por
qué tenía un arma, aunque ya saben que tenía el salvoconducto que le
permite tenerla.
Por ahora, se intenta determinar
si el hombre iría preso aunque puede demostrar que estaba en peligro su vida.
No obstante, como en el territorio nacional está prohibido el porte de armas de
fuego, así sea legal, también debe adquirir el permiso especial para
llevarla consigo porque su vida siempre corre un riesgo inminente, como sucede
con los líderes sociales, por ejemplo.
En ese sentido, es ese tipo de
explicaciones las que debe entregar este hombre a la justicia y demostrar si
tiene ese permiso para evitar un proceso penal por homicidio.
Cabe recordar que los tres
hombres, que tenían antecedentes penales, fallecieron en el lugar de los
hechos, y uno de ellos ya fue identificado.
Información Blu Radio