Según un informe de la
Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, las vías ilegales y
la ganadería extensiva habrían dado lugar a la tala de 75.000 hectáreas de
bosques amazónicos. Cifras oficiales preliminares se acercan a la cifra
propuesta por la ONG.
La deforestación en la
Amazonia colombiana no da tregua, menos en pandemia. Un informe publicado por
la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible de la Amazonia
(FCDS) indica que "hubo un cambio abrupto en 2020, y se incrementó
significativamente la deforestación en la región, superando las 75.031
hectáreas al 15 de abril de este año". Esto quiere decir que, según los
cálculos de la ONG, entre enero y abril de 2020 ya se tumbó la misma extensión
que en todo el año pasado.
Ahora, el Instituto de
Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) aún no ha publicado las
cifras oficiales de deforestación para el año 2019, sin embargo, los cuatro
informes de alertas tempranas que enviaron indican que la cifra de
deforestación en la región amazónica podría alcanzar las 73.000 hectáreas,
aproximadamente.
Según Alejandra Gómez,
encargada del análisis de datos de FCDS, la cifra fue calculada con base en los
análisis del Global Forest Watch, una iniciativa de monitoreo satelital de
cobertura boscosa en el mundo, liderado por la Universidad de Maryland (Estados
Unidos).
Según la ONG, entre enero
y abril se habrían talado 25.876 hectáreas en Caquetá, 22.869 en Meta, 18.498
en Guaviare, 4.659 en Putumayo, 1.978 en Vichada, 747 en Guainía, 576 en
Vaupés, 245 en Amazonas, 124,8 en Cauca y 58.3 en Nariño. Para los últimos dos
departamentos, la cifra no corresponde al total del departamento sino a la
extensión que hace parte de la línea desde donde se considera Amazonia,
instituida por el Instituto Sinchi desde 2014.
En cuanto a áreas
protegidas, la lista de "los más deforestados" la encabeza el Parque
Tinigua (igual que en los reportes del IDEAM), con 5.154 hectáreas. Le sigue el
PNN Sierra de La Macarena (Meta) con 1.453 hectáreas, el PNN Serranía del
Chibiriquete (Caquetá y Meta) con 441 hectáreas y el PNN Nukak, con 437
hectáreas deforestadas.
Cabe recordar que desde mediados de febrero de 2020 los
guardaparques de los parques Puré, Apaporis, Chiribiquete, La Paya, Macarena,
Tinigua y Picachos y las reservas naturales de Puinawai y Nukak fueron sacados
de sus lugares de trabajo por presuntas disidencias de las Farc, dejando sin la
presencia de funcionarios y sin gestión ambiental con comunidades locales a por
lo menos 9 millones de hectáreas de selva.
Las vías, registro de
veredas, apertura de fincas ganaderas, cultivos de coca, hacen parte de un
complejo menú de actividades ilegales deterioran significativamente los
resguardos indígenas y la expectativa del regreso de estos indígenas a su
territorio.
Los resguardos indígenas con mayor deforestación es Llanos del
Yarí-Yaguará II (Guaviare), con 2.050 hectáreas, el Resguardo Nukak Maku
(Guaviare) con 1.625 ht, Villa Catalina de Puerto Rosario (Putumayo) con 584,
Selva de Matavén (Vichada) con 562 hectáreas, y el Predio Putumayo (Putumayo)
con 304 hectáreas.
El FCDS monitorea la
época seca, entre octubre y abril, que es cuando más incendios y tala hay en la
región. Lo que llaman el "tumba y quema". De acuerdo con la ONG, hubo
un periodo “retrasado” de lluvias que cayeron entre diciembre y las primeras
semanas de enero, que pudieron haber aplazado la quema de bosques que ya
estuvieran en el suelo desde 2019. Con ese aparente retraso en el periodo de
quemas, también fue visible en algunas zonas que los tiempos de tumba del
bosque se retrasaron. Es decir, no solo fueron las quemas, sino también las
tumbas.
"Más de 280
kilómetros de vías que estaban bajo el bosque han empezado a ser despejadas a
cielo abierto en los primeros cien días del año y registran un proceso de
apertura de lotes y fincas de diferentes tamaños. El conjunto vial tiene
articulación entre sí y utiliza también conexiones fluviales. Estos accesos
viales ilegales atraviesan zonas de resguardos indígenas, reservas forestales y
parques nacionales", resalta la FCDS en su informe, que también incluye
una cifra escalofriante: el hatgo ganadero de la Amazonia ha aumentado en más
de 690.000 cabezas de ganado en los últimos cuatro años, sobre todo en los
municipios más afectados por deforestación alrededor de Chiribiquete, donde
290.000 hectáreas han sido tumbadas.
El informe también
menciona un incipiente pero rápido crecimiento de cultivos de eucalipto y palma
en la Reserva Forestal se presentan en las sabanas de la Fuga, Guaviare, e
inclusive ya se ven terrenos mecanizados al interior del resguardo Nukak. Llama
la atención que estos cultivos han sido rechazados por Fedepalma en virtud de
la ilegalidad de estos.
Tomado del Espectador