Los orígenes
humildes de Luis Ángel Marcusi no le impidieron soñar en grande y creer que el
cielo era el límite, en el sentido más literal de la frase. Este joven de 21
años se convirtió recientemente en un símbolo de tenacidad en el continente
porque tras aprender inglés, con enormes dificultades, se convirtió en el
primer miembro de una comunidad indígena que consigue graduarse como piloto de
aviones en Estados Unidos.
Marcusi -parte
de la comarca Ngäbe- Buglé de Panamá-, creció entre la selva tropical, los ríos
imponentes y las chozas de madera de paja destempladas, donde los indígenas
aguantan la precariedad sin quejarse. Esa tierra encantada y de gran belleza,
que también sufrió crudas etapas de violencia, ahora mira con admiración a su
joven más ilustre, que triunfa ante el mundo gracias a su enorme tenacidad.
Luis Ángel,
que ya es oficialmente un piloto comercial contó en una entrevista con El Siglo
que antes de irse a ese país y buscar las formas para lograr convertirse en
piloto, tuvo que hacer varios cursos de inglés, luego, sin ninguna garantía, se
fue a Norteamérica a ver si la suerte sonreía a su favor.
Finalmente,
este joven que quiere iniciar su trabajo en alguna aerolínea de su país,
confirmó que ese triunfo se lo dedica a Dios y a su comarca, a la cual pidió
priorizar el estudio como la mejor receta para progresar en distintas áreas de
la vida.