Ante la decisión del alcalde de Popayán de restaurar estatua Sebastián de Belalcázar y retornarla a su pedestal, sectores sociales e indígenas piden que ese espacio sea dispuesto para figuras que simbolicen la resistencia étnica durante la conquista.
Indígenas Misak del Cauca indicaron que el derribamiento de la figura ecuestre de Sebastián de Belalcázar tiene como objetivo reivindicar la memoria de sus ancestros.
“En sí, era realizar el juicio por todas las acometidas que hizo el señor Sebastián de Belalcázar”, aseguró Luis Eduardo Calambás, indígena Misak.
Al tiempo que rechazaba las vías de hecho, el alcalde de Popayán indicó que la estatua va a ser devuelta a la cima del Morro de Tulcán.
“Vamos a restaurar esta estatua y vamos a volverla a poner en su pedestal porque hace parte de nuestra historia”, explicó Juan Carlos López, alcalde de Popayán.
Esta decisión desató una discusión política, cultural e histórica, varios sectores aseguran que debe ser la comunidad la que decida sobre qué figura debe estar en esa pirámide artificial que data de hace mil 900 años.
Deportes individuales ya no
tendrían restricciones en espacios públicos o cerrados
Para algunos eruditos de la historia, la indignación por la caída de Belalcázar parte de la negación de nuestras raíces heredadas del mestizaje.
Los líderes indígenas de los
127 pueblos del Cauca consideran que regresar la imagen de Belalcázar a este
sitio de ceremonias sagradas es como poner la foto de un asesino sobre la tumba
de un masacrado.