Siguen las masacres en el país. Este
domingo Colombia se despertó con la noticia de que 15 personas fueron
asesinadas durante la noche del sábado y la madrugada del domingo.
Los hechos se presentaron en Betania, en el suroeste antioqueño, y en Argelia, Cauca. Estos dos departamentos han sido los más golpeados por las masacres. Según los registros del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), de las 76 registradas en Colombia durante el 2020, 18 han ocurrido en Antioquia y 12 en el Cauca. A estos les siguen Nariño, con 9, y Norte de Santander, con 6.
La muerte de los cafeteros
Ocho personas, en su mayoría recolectores de café, fueron asesinadas en la madrugada del domingo en la finca La Gabriela, de la vereda La Julia, del municipio de Betania, en el suroeste antioqueño.
Más de 10 hombres armados llegaron hasta la finca y dispararon contra quienes se encontraban en el alojamiento. Siete murieron en el lugar, otra persona falleció mientras era trasladada a un hospital de Medellín y otras dos fallecieron este lunes.
Según el alcalde local, Mario Vilada, cuatro eran recolectores de café y tres habían llegado en la noche del sábado a la región “y no tenían nada que ver con recoger café”.
Tras la masacre, se trasladó hasta esta región cafetera de Antioquia el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, para liderar un consejo de seguridad con la cúpula militar y las autoridades departamentales.
Todo indica que el ‘clan del Golfo’ estaría detrás del homicidio, pues es el principal responsable de los crímenes que ocurren en esta región.
De hecho, se ofreció una recompensa de hasta 200 millones de pesos para quienes brinden información que permita la captura de alias Rubén, cabecilla de esta estructura criminal en la región.
Y en cuanto a la matanza del domingo, hay una recompensa de 50 millones de pesos para quienes suministren información que permita la captura de los responsables. Según las primeras versiones, entre los muertos estaría un vendedor de droga del municipio, pues allí está comenzando una guerra por el control del microtráfico.
“Estos hechos nos duelen, los rechazamos todos los colombianos y nos obligan a adelantar una acción dentro de la legitimidad entre las autoridades, la Fuerza Pública y la ciudadanía”, afirmó Trujillo.
Una de las medidas que se tomó tras el
consejo de seguridad es identificar y judicializar a los jíbaros que se
infiltran en las fincas cafeteras.
Según Camilo González, director de
Indepaz, en el suroeste antioqueño, que ha sido una región relativamente
tranquila, “hay una fiebre del oro” que, sumado al microtráfico y la extorsión,
llevó a los grupos armados a disputarse el poder. Además del ‘clan’, allí
también delinquen ‘los Caparros’. Esto ha provocado un aumento significativo en
el número de asesinatos, pues mientras que hasta el 3 de noviembre del 2019 se
presentaron 156 homicidios, este año, con la misma fecha de corte, iban 238.
Asesinatos en Cauca
Una disputa similar, explica el experto, se está dando en Cauca entre las disidencias de las Farc y el Eln, principalmente, por el control de las rutas del narcotráfico. De hecho, en el corregimiento de El Mango, en Argelia, cinco personas fueron asesinadas y dos más resultaron heridas en la noche del sábado. Entre las víctimas está Libio Chilito, un líder social del municipio.
Los hechos sucedieron en tres lugares del mismo sector. “Indagaciones preliminares apuntan a que una persona se acercó a un billar y disparó contra la humanidad de tres personas, una de las cuales falleció, luego se traslada a una discoteca cercana y dispara contra dos personas que posteriormente fallecen y seguidamente se acerca a un bar y dispara contra otras dos personas”, aseveró el alcalde Jhonnatan Patiño Cerón.
En el diagnóstico que hace el director
de Indepaz, las medidas que se han tomado para frenar las masacres son
insuficientes, pues no solo se trata de hacer mayor presencia de la Fuerza
Pública:
“La insuficiencia de las medidas tiene
que ver con las debilidades en el diagnóstico y, por lo tanto, en las
estrategias. Las estrategias generalmente son la mayor presencia de Fuerza
Pública y de ubicación de objetivos de alto valor, pero esa fórmula repetida no
ha dado resultado”.
La insuficiencia de las medidas tiene que ver con las debilidades en el diagnóstico y, por lo tanto, en las estrategias. Las estrategias generalmente son la mayor presencia de Fuerza Pública y de ubicación de objetivos de alto valor, pero esa fórmula repetida no ha dado resultado y lo que indica es que tienen que completarse con otras políticas de seguridad humana, de alianza con la población. Es decir, no solamente de persecución a los que identifican como supuestos perpetradores, sino de protección, prevención y alianza con la población.
Eso es lo que ha faltado en casi todas
las regiones críticas, en el Cauca, en Antioquia, Nariño, Norte de Santander y
Putumayo. Coinciden masacres con líderes y asesinatos de excombatientes de las
Farc que están en reincorporación.
Siempre que hay una masacre citan a un
consejo de seguridad, pero estas siguen...
Actúan con posterioridad a los hechos.
No hay política preventiva. Dicen: vamos a investigar. Y las fórmulas son las
mismas: aumento de Fuerza Pública y persecución a los supuestos cabecillas.
La insuficiencia de las medidas tiene
que ver con las debilidades en el diagnóstico y, por lo tanto, en las
estrategias. Pero no hay permanencia en una política de territorio, una
política más estructural, más de largo aliento. Es que esa situación se repite.
Son 100 municipios donde está la situación más crítica, y ya se sabe, es decir,
se sabe cuáles son las regiones más afectadas. Se sabe que ahí hay
combinaciones de intereses económicos alrededor de negocios legales e ilegales
de oro, de coca, de madera, de tierras, de hidrocarburos.
MATEO GARCÍA
REDACTOR DE NACIÓN
E.T