Esta foto de archivo tomada el 24 de marzo de 2016 muestra a Lai Xiaomin, un exbanquero principal acusado de aceptar sobornos por valor de 260 millones de dólares. Fue ejecutado este 29 de enero.
Lai Xiaomin,
expresidente del 'banco malo' estatal chino Huarong, fue ejecutado este viernes
tras ser condenado a muerte a principios de mes por el que es considerado el
"mayor caso de corrupción financiera" de la historia reciente de
China.
Según una
breve nota publicada por el oficial Diario del Pueblo, Lai fue ejecutado
"con arreglo a los procedimientos legales y con la aprobación del Tribunal
Popular Supremo de China".
Según las
investigaciones, el antiguo banquero - quien fue expulsado del Partido
Comunista de China (PCCh) en 2018- aceptó sobornos por más de 1.788 millones de
yuanes (277 millones de dólares, 225 millones de euros) entre 2008 y 2018,
período en el que también había sido uno de los principales dirigentes de la
Comisión Reguladora de la Banca de China (CBRC).
Según la
sentencia publicada por ese tribunal, Lai solicitaba explícitamente los
sobornos a cambio de ascensos o adjudicaciones de proyectos, algo que
"puso en peligro la seguridad y estabilidad de las finanzas nacionales y
tuvo un impacto social extremadamente negativo".
Las condenas
a muerte son cada vez menos en este tipo de casos de corrupción en China, y
habitualmente vienen acompañadas de la denominada "prórroga de dos años",
que supone que no se ejecuta al condenado a menos que reincida en sus delitos
en los dos años siguientes a la sentencia y habitualmente se reduce a cadena
perpetua.
Sin embargo,
en el caso de Lai jugó en su contra su condición de alto cargo de varios
organismos públicos y la "extrema gravedad", según el tribunal, de
sus delitos.
El
ejecutado, detenido en 2018 y a quien el tribunal calificó de "anárquico y
extremadamente avaricioso", también fue declarado culpable de participar
en el desfalco de otros 25 millones de yuanes (3,9 millones de dólares, 3,2
millones de euros) de las cuentas de la sociedad estatal de gestión de activos
financieros que presidía.
Entre sus
pertenencias figuraba un alto número de inmuebles, relojes de lujo,
automóviles, oro y colecciones de arte.
Por el
momento, y pese a que la justicia ha ordenado la confiscación de todos sus
activos, se siguen sin recuperar 104 millones de yuanes (16,1 millones de
dólares, 13,1 millones de euros) obtenidos ilegalmente por Lai.
Huarong es
uno de los cuatro 'bancos malos' del país asiático, fundado en 1999 tras la
crisis financiera asiática con el objetivo de purgar las insolvencias en el
sistema bancario chino, aunque con la llegada de Lai comenzó a invertir en
activos de alto riesgo, según un documental emitido a principios del año pasado
por la televisión estatal CCTV.
En ese
programa, Lai confesó que prefería los pagos en metálico y que conducía con el
maletero lleno de dinero hasta un apartamento al que denominaba "el
supermercado", en el que las autoridades encontraron más de 200 millones
de yuanes (30,9 millones de dólares, 25,2 millones de euros) en efectivo.
Las
confesiones televisadas son cada vez más habituales en China en casos de alto
perfil, y la campaña anticorrupción es uno de los programas estrellas del
presidente, Xi Jinping.
En 2019,
China figuró en el puesto 80 en el índice de percepción de la corrupción que
elabora anualmente Transparencia Internacional, situándose al nivel de países
como India, Marruecos o Ghana, aunque mejorando desde el puesto 87 del año
anterior.
Fuente: EL
TIEMPO