Si te has planteado muchas veces para qué eres bueno en esta vida y aún no encuentras la respuesta, no te mortifiques. Es probable que lo que mejor se te dé sea no hacer absolutamente nada.
Esa fue la
conclusión a la que llegó el japonés Shoji Morimoto cuando emprendió un negocio
por el que recibe miles de solicitudes desde junio de 2018.
Sus
servicios son reducidos: "comer, beber (con responsabilidad, por supuesto)
y dar respuestas simples". Nada más. La dolce far niente a la japonesa.
La curiosa
forma de ganarse su vida ha supuesto para Morimoto decenas de miles de
seguidores en redes sociales, un programa de televisión inspirado en su negocio
y hasta se ha animado a escribir un libro sobre sus experiencias con los
clientes.
Morimoto, de
37 años, casado y con hijos, cuenta cómo se hartó de su trabajos anteriores, se
le ocurrió su particular negocio y qué es lo que más le gratifica de su oficio.
"Pensé
que quizás 'hacer algo' no se me daba bien"
Lo de
ganarse la vida "haciendo nada" es relativamente reciente en la vida
de Shoji Morimoto.
Antes de
adoptar su nueva profesión en 2017 había estudiado Física en la universidad en
Japón y después realizó un posgrado sobre terremotos.
Luego se
desempeñó en trabajos regulares, pero siempre de forma discontinua. Dice que ninguno
le hacía sentir realmente bien.
Pasó por una
editorial donde editaba materiales didácticos y respondía, como muchos, a las
instrucciones de su jefe. Dice que no le gustaba ni el trabajo ni su jefe.
Luego intentó trabajar como autónomo, pero tampoco le satisfacía.
"Fue
entonces cuando concluí que quizás hacer algo no se me daba bien",
confiesa.
"Además
del trabajo, la gente cercana me solía recriminar que en las fiestas o
barbacoas yo no hacía nada. Me sentía culpable. Pero después pensé en que a lo
mejor podía sacarle alguna ventaja a ese inconveniente y se me ocurrió el
negocio de 'rentar a una persona para que haga nada'".
"Siempre
aceptando"
Desde que
arrancó su negocio el 3 de junio de 2018, Morimoto acumula ya casi 270.000
seguidores en Twitter, la principal plataforma en que publicita sus servicios.
Su biografía
en dicha red social es sencilla e incluye todo lo que hay que saber antes de
contratarle.
"Te
rento una persona (yo) que no hace nada. Siempre acepto solicitudes. Solo debes
pagar 10.000 yenes japoneses (US$100), gastos de transporte desde la estación y
la comida y la bebida. Solicitudes y consultas por mensajes directos", se
lee en su perfil.
Pero vuelve
a recalcar al final: "No hago más nada que no sea comer, beber y dar
respuestas simples".
Cada día
recibe al menos dos o tres solicitudes.
Todo tipo de
solicitudes
Aunque su
principal labor y nicho de mercado es hacer nada, los clientes acuden a
Morimoto con todo tipo de solicitudes.
Las más
comunes, cuenta Morimoto, es acompañar a gente que no quiere ir sola a hacer la
compra al supermercado, a alguien que no quiere comer solo o echarle un par de
ojos a un proyecto que esté realizando una persona y que necesite una segunda
opinión.
Pero también
dice que una vez le contrataron para acudir a una estación de tren y despedir a
una persona que se mudaba de ciudad.
Otro cliente
solicitó sus servicios para que se pusiera en la línea de meta de una maratón
que estaba corriendo y así motivarle.
"Me
dijo que no creía que fuera capaz de completar la carrera y decidió alquilarme
para aumentar su motivación. Al final terminó la maratón y le premiaron con una
medalla", dice Morimoto.
Sus diversas
y a veces variopintas experiencias con los clientes incluso le han animado a
hacer algo más que nada y contarlas en un libro.
Satisfacción
personal
A casi tres
años de comenzar su particular negocio, Morimoto no se pone límites y de
momento está contento con lo que hace. Los clientes también parecen estarlo.
"Hasta
el momento, los clientes parecen experimentar un cambio mental positivo tras
alquilarme. Me dicen que es liberador poder hablarle a alguien de cosas que no
son capaces de decirle a otros. Se sienten mejor al liberar cosas que por sí
solas pesan sobre ellos", cuenta Morimoto.
Al japonés
le gratifica recibir solicitudes todos los días y asegura que no se cansa de aceptarlas.
De momento, dice que hasta ahora esta actividad le alcanza para mantenerse bien
económicamente.
"Me
sorprende que tanta gente encuentre satisfacción en alquilar alguien que hace
nada", confiesa Morimoto.
"También
estoy disfrutando con el desarrollo inesperado que está teniendo todo esto,
como escribir el libro, que mi caso haya inspirado un programa de televisión y
que, como tú, me contacten desde el extranjero", añade.
Fuente: EL
TIEMPO