Con colmillos y sin dedos: así es el Satán humano

 

Michel Faro do Prado, tatuador y ciudadano brasileño, se está convirtiendo en la ‘encarnación’ del diablo en la Tierra.

Desde hace 25 años está inmerso en un proceso de transformación física para lograr el insólito objetivo de parecerse a Satanás.

De acuerdo con el medio estadounidense ‘New York Post’, Prado, quien es originario del municipio de Pai Grande, situado en el estado de Sao Paulo, se ha sometido a múltiples procedimientos médicos desde que tenía 19 años.

Hace poco, incluso, los especialistas le hicieron una operación para ponerle colmillos de plata, la cual costó 1.000 dólares (más de 3 millones de pesos). Este procedimiento apenas parece ser ‘la cereza del pastel’, pues no ha sido la única cirugía que se le ha practicado para convertirse en el ‘Satán humano’.

Prado, de 44 años, ha pasado por pruebas mucho más difíciles en el quirófano debido a que se mandó implantar cuernos y se le realizó una resección de la punta de su nariz y de sus orejas.

Pero las transformaciones físicas de Prado no han parado ahí. Para muchos internautas la ‘más aterradora’ a la que se sometió fue a la extirpación de los dedos anulares de sus dos manos.

Un procedimiento al cual, sin duda, muy pocas personas se enfrentarían de forma voluntaria.

En conversación con ‘New York Post’, Prado habló sobre el dolor físico que ha vivido a causa de estas cirugías.

“Tengo una buena tolerancia al dolor, pero el postoperatorio es el momento más difícil para mí. La verdad es que hay operaciones que, sin anestesia, serían imposibles de realizar. A veces me gustaría no sentir tanto dolor”, puntualizó.

En este proceso, el ‘Satán humano’ encontró apoyo en Carol, su compañera de vida y de viaje. Ella es tatuadora y también se ha sometido a algunas transformaciones físicas

Por el momento, se desconoce cuál será la siguiente operación de Prado. Eso sí: probablemente no se detendrá hasta alcanzar su propósito: convertirse en la auténtica representación simbólica del ‘villano’ del retrato bíblico occidental.

Fuente: El tiempo 

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