Ahora y por primera vez, a sus 85 años, doña María, como la
bautizaron las autoridades para proteger su verdadera identidad, se enfrenta a
la libertad, palabra que no conoció ni de niña, pues desde los 13 su vida fue
de trabajo para una misma familia durante 3 generaciones, según lo reportó el
Ministerio de Trabajo brasileño.
"Fue encontrada durmiendo en un sofá, en un espacio
improvisado como un dormitorio", indicó el Ministerio en un comunicado.
Pasaba las noches en un pasillo cerca de quien cuidaba: una mujer
también octogenaria hasta que un día una denuncia anónima alertó a las
autoridades sobre las aberrantes condiciones en las que vivía la mujer a quien
"no se le permitió estudiar y nunca tuvo derecho a llevar su propia
vida".
Según el documento, los empleadores le aseguraron a los
inspectores que doña María era considerada de la “familia”. Sin embargo, su
trabajo era de 24/7.
"Tampoco tuvo vacaciones durante más de setenta años y
la agotadora jornada laboral se realizaba de lunes a lunes, sin días libres",
indica la cartera de trabajo brasilera.
Le controlaban todo, hasta el contacto con su familia, puesto
que más de 150 veces quisieron contactarla desde finales de 2021, pero solo una
vez la pasaron al teléfono.
Ahora inicia una nueva vida y podría recibir unos 300 mil
dólares por los últimos 5 años de trabajo. No obstante, será un trauma de toda
una vida por la que sus empleadores podrían pagar de 2 a 8 años de cárcel.