Charn de 72 años, contactó a la fundación Phet Kasem Bangkok para
que le ayudaran a incinerar el cadáver, ya que se sentía mayor y temía que, en
caso de fallecer, nadie pudiera encargarse del cuerpo, indicó la fundación en
su página de Facebook.
Tras hacerse la historia viral, un portavoz de Phet Kasem
indicó a EFE que el anciano tenía el cadáver dentro de un féretro y que, al
haber declarado el fallecimiento de la esposa, no había incumplido la ley.
Charn vivía felizmente con su esposa y dos hijos cuando esta
falleció en 2001 por problemas de salud, tras lo que decidió conservar el
cadáver en casa al no poder aceptar su muerte, según detalló a la fundación.
Sus dos hijos crecieron, formaron sus familias y se mudaron
fuera de la vivienda, añadió Charn.
Voluntarios en la fundación organizaron una ceremonia budista
y la incineración del cuerpo en el templo Wat Sakorn Sun Prachasun, en el
noreste de la capital, y el tailandés pudo llevarse a casa las cenizas.
"Todavía te hecho de menos cada minuto y mi amor por ti
no ha cambiado", indicó Charn mientras los voluntarios se llevaban el
féretro, según el diario The Nation.
Según la prensa local, Charn se licenció en Farmacia antes de
trabajar como sanitario en el Ejército y también tenía estudios de Derecho y su
mujer era funcionaria en el Ministerio de Salud Pública.
Sin embargo, la fundación descubrió que el hombre vivía en
condiciones precarias, sin electricidad ni agua corriente en su vivienda, por
lo que le están ayudando a arreglar el lugar y lo visitan a diario.
En respuesta, él se ha comprometido a ayudar como voluntario
en la fundación.
Miles de internautas han reaccionado a esta historia en la
página de Facebook de la fundación, dando a Charn el pésame y elogiando su
fidelidad, entre otros mensajes de apoyo.