Trascendió por fuentes ligadas a la investigación que para la
ejecución del plan criminal en Cartagena, los asesinos habrían recibido 120 mil
dólares de anticipo que invirtieron en gastos de logística.
Eso incluyó el alquiler de un automóvil de gama media en el
que se movilizaron los sicarios en la ciudad para seguir los movimientos del
fiscal y su esposa, y que sería el mismo vehículo en el que huyeron cuando
llegaron a tierra firme tras cumplir el crimen.
Con los dólares también habrían pagado dos días de
alojamiento en el hotel Decameron de Barú, hasta donde llegaron en su labor de
seguimiento al fiscal.
En el hotel se habría alojado una pareja, lo que vincula a
una mujer en la trama asesina.
El dinero sirvió igualmente para el alquiler de las motos
náuticas, operación que se habría hecho en el sector turístico de El Laguito.
Otro detalle que permaneció inédito es que los asesinos
alquilaron dos motocicletas, no una como se había dicho inicialmente.
En una se desplazaba el asesino y en la otra un sujeto que
oficiaba de guía, ya que el pistolero, al parecer, no tenía conocimiento de la
ruta de llegada.
Otro detalle que trascendió de la minuciosa investigación de
la Policía, Fiscalía y CTI, es que se lograron conocer los teléfonos celulares
de los asesinos, en los que se detectaron 60 llamadas entre ellos el día del
crimen.
Tras cometido el asesinato el grupo criminal se habría reunido en la Terminal de Transporte de Cartagena, donde abordaron un bus y huyeron hacia Medellín.
Las autoridades preparan una rueda de prensa en la que
entregarán mayores detalles de lo que consideran ha sido uno de los golpes más
contundentes contra el crimen organizado.