El joven Gustavo Alberto Esquivel contó que en el momento del
atentado, él viajaba en la parte trasera de la patrulla, en el costado
izquierdo, al lado de unos plátanos que llevaban consigo.
Cuando sintió las explosiones, las balas, se lanzó del
vehículo y empezó a disparar. “Yo sentí el bombazo y me tiré, les empecé a
disparar y me defendí”, aseguró.
Luego, según la versión que entregó ante las autoridades, él
se escondió entre la maleza y empezó a alejarse de la escena del crimen. Ahí,
dijo, encontró una alcantarilla y se refugió.
“Me tiré al matorral y me tiré a una alcantarilla. Esa
alcantarilla me sacó más abajo”, señaló, en los primeros apartes de su relato
entregado a la fiscalía.
De acuerdo con el uniformado, él salió de la alcantarilla y
le pidió ayuda a un campesino, quien le suministró ropa de civil. Por esa
razón, aseveró, cuando fue rescatado no portaba el uniforme con el que salió
junto a sus siete compañeros asesinados.
“Llegué a una casa donde un viejito me prestó ropa para
cambiarme. Luego llamé a una compañera auxiliar de policía y le conté lo que
había pasado”, señaló.