La mujer que fue identificada como Katherine Knigth, que en
su momento tenía 37 años, se desempeñaba como cortadora de carnes en un
matadero, por lo que tenía toda la experiencia y además los utensilios para
cometer este crimen que con anterioridad ya había planeado.
En ese momento la mujer le propinó varias puñaladas a su
esposo, y posteriormente procedió a degollarlo, donde luego procedería a
cortarle su cabeza. Momentos después colgó su carne en un gancho que usaba en
la carnicería.
Tiempo después y tras una ardua investigación por parte de
las autoridades, pudieron concluir que esta mujer cocino parte de la carne de
su exesposo para alimentar por varios días a sus hijos, y las preparaciones las
hacía con diferentes verduras como remolacha, papa, calabaza. En otras
ocasiones, bañaba la carne en salsa.
La asesina fue capturada por agentes policiales que al
momento de que le hicieron el interrogatorio, ella negó lo sucedido. Pero
momentos después confesó lo hecho y se justificó manifestando que esto lo había
hecho en su defensa, ya que, según ella, estaba sufriendo en aquel entonces de
violencia intrafamiliar por parte de la víctima.
No obstante, los investigadores pudieron contradecir a la
mujer, ya que familiares, amigos y vecinos que eran muy cercanos a Katherine
indicaron que ella se caracterizaba por ser demasiado violenta. Por eso, un
juez de este país la condenó a cadena perpetua sin opción de rebaja o prisión
domiciliaria, cuando finalmente se logró esclarecer el hecho.