Alfredo Ospina, un taxista cartagenero, los recogió en la
puerta del hotel iban de paseo para una isla.
“Eran como ocho personas, pero como no cabían en el carro, me
tocó pedir ayuda a un compañero. Estaban llenos de bolsos, maletas y motetes.
Estaban tan afanados que sacaron todo el equipaje, me pagaron y dejaron el bebé
en el carro”.
El taxista siguió con su recorrido en busca de pasajeros
cuando escuchó el llanto del niño, "Me asusté, porque estaba todo
silencioso y de repente volteo y allí estaba el niñito, dentro de un corral de
mano”, dijo entre risas el conductor.
En medio de su sorpresa llevó a un niño a un CAI para que las
autoridades se hicieran cargo de la situación, en colaboración con el ICBF
lograron que el bebé se reuniera nuevamente con su familia.