La joven de 27 años residía con su familia en el barrio
Pedregal, noroccidente de Medellín, y hace cuatro meses se fue al vecino país a
trabajar. Desde que la mujer viajó siempre tuvo comunicación con su familia, en
especial con su hija de 9 años. Su anhelo era poderle dar un muy buen aguinaldo
en esta Navidad.
Sin embargo, esa comunicación se cortó el pasado 2 de
diciembre, cuando sus parientes en Medellín dejaron de tener noticias de ella.
Entonces Yésica Marcela Calvo Montoya fue reportada como desaparecida.
Desesperada la mamá de la joven viajó a Guayaquil a buscarla.
Se entrevistó con un vallecaucano, con quien vivía su hija, pero fue poca la
información que obtuvo. Con la presión de las autoridades ecuatorianas logró
que le entregarán el celular de la mujer, pero tenía casi todos los archivos
eliminados.
En medio de su desespero la familia decidió ofrecer una
recompensa por información que permitiera ubicar a Yésica Marcela.
Fue así como se enteraron de que la joven estaba muerta y que
su cadáver había sido abandonado en un basurero del Isla Trinitaria, al sur de
Guayaquil. Estaba desmembrado, empacado en dos bolsas y en descomposición. La
joven fue reconocida por su madre gracias a un tatuaje.
Las sospechas por la muerte de Yésica Marcela recaen sobre el
hombre que vivía con ella, pues aseguran que la mujer no tenía problemas. Y es
que el sujeto, al parecer, estaba amenazado por cuenta de un inconveniente que
tuvo con supuestos delincuentes por una motocicleta.
Ahora la familia busca repatriar el cadáver de la mujer,
aunque esto les saldría muy costoso. Una opción más económica es cremarla y
traer sus cenizas, pero esto implicaría renunciar a la investigación del caso y
ellos no están dispuestos a hacerlo.