José Antonio, de 27 años y oriundo de Riofrío, Valle del
Cauca, viajó a El Salvador en busca de trabajo y para ayudar económicamente a
su familia.
Sin embargo, su sueño se convirtió en pesadilla cuando fue
detenido sin acusación clara y señalado como sospechosos por la pandilla
salvadoreña Mara Barrio 18, que, según medios norteamericanos, habría negociado
con Bukele para reducir sus actividades delictivas a cambio de no ser
perseguida.
La pareja del joven colombiano, quien está aislado por completo de su familia, denuncia los abusos del régimen de Bukele, que utiliza los tatuajes como prueba de culpabilidad penal.
En el caso de José Antonio, su tatuaje en el pecho es un
recuerdo de familia, pero en la política de Bukele, se ha convertido en señal
de sospecha.
El caso del joven colombiano detenido en El Salvador pone en
cuestión la política de mano dura de Bukele y la violación de los derechos
civiles y la democracia en su país. La Cancillería colombiana está verificando
el caso y la comunidad internacional sigue de cerca la situación en El
Salvador.