La danta de montaña, nuevamente en los bosques de La Ilusión en Acevedo

Hace un  par de años atrás,  los habitantes de la vereda La Ilusión  en Acevedo,  no imaginarían  poder ver de nuevo a las dantas dentro de sus bosques y mucho menos merodeando sus parcelas.


Esta significativa zona perteneciente al Corredor Biólogico ‘Guácharos-Puracé’ y reconocida por su importancia en los servicios ecosistémicos del sur del departamento,  fue por años área de influencia de las actividades de  cazadores y taladores,  que conllevaron a una gran  pérdida de bosque y  por ende de fauna silvestre.


Sin embargo,  hace alrededor de 16 meses,  38 familias que antes se dedicaban  a la caza y  la tala, entregaron  ante la Corporación Autónoma regional del Alto Magdalena-CAM,  las motosierras que utilizaban  para extraer madera de  roble, cedro y otras especies forestales.


El  proceso de readaptación de estas familias, que actualmente conforman el Grupo Asociativo ‘Los Castores’,  hoy en día es aplaudido,  porque luego de ser reconocidos taladores,  se han convertido en  fieles defensores y  protectores de los recursos naturales, a tal punto que importantes especies como la danta de montaña (Tapirus pinchaque),  encuentran  nuevamente en  los bosques de La Ilusión,  un  lugar seguro y con las garantías necesarias para su supervivencia.


“Con  el proyecto GEFF Mosaicos,  iniciamos un  proceso de monitoreo de especies animales, entre esas la danta de montaña.  Inicialmente se dispusieron  algunas cámaras trampas, a través de las cuales pudimos advertir la presencia de este hermoso ejemplar, que durante años no habíamos vuelto a observar por esta zona”, sostiene Tiberio Vocanegra, representante legal de Los Castores.


Pero no sólo las disientes fotografías de las cámaras trampas aseguran la presencia de dantas,  sino de otros animales como venados,  tigrillos y guaras,  así como las sendas y  huellas de pisadas de estas especies,  recalcan  que el trabajo de conservación liderado por estas familias bajo la asesoría de la CAM,  ha arrojado los mejores resultados.


Las personas que se dedican al monitoreo de fauna, fueron  capacitados por la Organización Ambiental ‘Mashiramo’ en  distintas técnicas de manejo, caracterización  y seguimiento animal.


La danta de montaña,  un  símbolo para el Huila


También conocida como danta de páramo, es la más pequeña de los cuatro tapires que existen  a nivel mundial,  habitan en Colombia, Venezuela y Perú.


En el caso del departamento del Huila, La Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, la ha declarado como una especie prioritaria,  motivo por el cual  junto con  el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), cuentan con  un plan de manejo y conservación formulado y puesto en  práctica y gracias a ese esfuerzo,  actualmente en diferentes zonas boscosas de municipios como San Agustín, Isnos y Garzón, también se ha logrado identificar la presencia de estas especies.


Estas dos especies de mamíferos silvestres son  los  más grande que se encuentra en las montañas colombianas. El incremento cada vez mayor de la población humana, que siempre conlleva la destrucción de los hábitats silvestres, obliga a las dantas a retirarse a regiones cada vez más remotas y las aísla en pequeñas áreas, separadas de sus congéneres que viven en otras montañas, impidiendo que vuelvan a tener contacto entre sí. Adicionalmente, las dantas, por su tamaño, son sometidas a una intensa cacería para aprovechar su carne.


Todo esto coloca a la especie en un grave riesgo de extinción. De acuerdo con datos entregados por la Organización para la Educación y Protección Ambiental de Colombia (Opepa),    Se estima que la población global de dantas de páramo, no sobrepasa los  2.500 ejemplares. Si las amenazas que se ciernen sobre la especie no son corregidas, la danta de páramo podría extinguirse en el curso de unas pocas décadas.


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