Una tumba, una flor, un año de impunidad


Este sábado 10 de septiembre de 2016 se completaron 365 días desde que fue cegada la vida de Flor Alba Núñez Vargas, un ser humano que desde su oficio que acogió como profesión logró tocar corazones y dejar profundas huellas con quienes tuvieron el gusto de interactuar con esta mujer a quien las manos de un sicario le arrebataron el brillo de su sonrisa.

El homicidio de Flor en Pitalito Huila tuvo tal connotación nacional e internacional, que incluso se puede catalogar como magnicidio, ya que no callaron solo su voz sino la de miles que se identificaban con ella y que tenían en su persona la oportunidad de socializar sus necesidades ante las entidades públicas y privadas.

Este sábado, sus allegados, periostios y amigos nos congregamos para reclamar de manera vehemente justicia, justicia que parece tardar demasiado, es un año en el que lentamente no se ha avanzado en el proceso, si este caso se archivara y no se hallará ningún culpable no sería uno más de los que se olvidan, no solo por la profesión de comunicadora que ejercía Flor Alba, sería un atentado directo a la libertad de prensa.


En el parque cementerio El Campanario queda su tumba, una lápida lleva su nombre, Pitalito no puede ser un campo de impunidad, ella merecía respeto, merecía vivir, respeto que exigimos para el oficio de los periodistas y todos aquellos que aboguen por el bien estar de un pueblo, respeto que debe llegar de la mano de la justicia.  

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