Aunque suene dramático, la capital huilense se quedó sin
estadio. Las escandalosas obras de remodelación que le han costado al tesoro
público 23.527 millones de pesos, no podrán usarse y el resto del escenario
deportivo, permanece en un mayor grado de vulnerabilidad que lo torna
peligroso.
Lo evidenciado: las obras de la tribuna occidental no
cumplen con los estándares mínimos de seguridad para ser puestas en
funcionamiento, según la firma especializada Sísmica & Estructuras.
Hasta la fecha del colapso y de acuerdo con las inspecciones
estructurales realizadas por la empresa, las obras de repotenciación
sismo-resistente, origen y razón de ser de la remodelación no se ejecutaron
previamente.
“Las actividades correspondientes al reforzamiento de la
tribuna occidental existente quedaron con cantidad cero, lo cual implica que no
se ejecutan, aspecto que incide en la funcionalidad del estadio”.
“Los recursos asignados originalmente para el reforzamiento
de la estructura fueron redistribuidos en otras actividades que no garantizaban
el comportamiento estructural adecuado de la gradería existente”, reseñó el
documento.
Siendo el reforzamiento estructural, el eje del contrato
como lo advirtió inicialmente la Contraloría, se configuraba no solo la mayor
transgresión a la normatividad, sino al objeto central del contrato y por lo
tanto, genera un grave detrimento al patrimonio público.
En efecto, los constructores no siguieron los procedimientos
y especificaciones contempladas por los diseñadores y aprobados por la Curaduría.
Inexplicablemente lo descartaron desde el principio.
“Ni con las obras inicialmente contratadas, ni con la
adición al contrato, se cumple con el objeto contractual”, concluyó la firma
consultora.
Las obras que se ejecutaron corresponden a obras nuevas
contempladas como la ampliación y remodelación de la cancha, los camerinos y la
construcción de los niveles cuarto, quinto, sexto y séptimo de la tribuna
occidental.
La estructura antigua quedó en peores condiciones de
vulnerabilidad sísmica e inestabilidad estructural. Las obras ejecutadas y las
excavaciones realizadas en la fase preliminar agravaron aún más ese panorama,
planteando de entrada un nuevo estudio.
La conclusión es tajante: “La tribuna occidental existente
no se podrá habilitar hasta que se efectúen las obras de reforzamiento ya que
en su estado actual no se garantiza la integridad del público que use la
tribuna occidental”.
En estas condiciones, sugiere la consultoría, corresponde a
la Alcaldía de Neiva la evaluación de las obras requeridas para que el estadio
pueda funcionar en condiciones de seguridad.
Además implica no solo realizar la repotenciación de la
nueva estructura que implica demoler parte de las obras construidas. En la zona
de impacto se requiere una inversión adicional de 448 millones de pesos para el
reforzamiento estructural.
Tomado de La Nación