Torres Montoya, esposo y padre de tres hijos, pertenecía a la Asociación
de pequeños mineros y pesqueros de Puerto Valdivia, articulada al Movimiento
Ríos Vivos. El crimen se produjo tan solo unos días después del asesinato
de Hugo Albeiro George, otro activista y contradictor de la megaobra.
El asesinato también coincide con una nueva “jornada de movilizaciones
de protesta en procura de que EPM reconozca las nuevas afectaciones que ha
traído a la zona, con su proyecto Hidroituango, a partir de la reducción
drástica de las aguas abajo del muro de la represa, tras los derrumbes que han
taponado el paso de las aguas y tras generar pánico y zozobra sobre la
población”, señaló Ríos Vivos.
Para los otros líderes del movimiento, sus compañeros “fueron asesinados
sin ser reconocidos como afectados por Hidroituango y sin obtener
una caracterización socioeconómica”. Por eso le exigieron a EPM que “revise sus
procedimientos y establezca un conducto de reconocimiento acorde con las
realidades socioculturales de la zona y las secuelas del conflicto armado en la
zona”.