Las sacudidas le causaron lesiones en el cerebro y
en la columna. No le imputaron asesinato. Fue “pérdida momentánea de
temperamento”, dijo juez.
Ricky Walker, un hombre de 27 años, recibió la
sentencia que durante dos años estuvo esperando tras la muerte del pequeño
Kayden Walker.
Los hechos ocurrieron en junio de 2016, en
Inglaterra, cuando Ricky se encontraba con el pequeño y lo sacudió con tal
fuerza que, además de las lesiones en cerebro y columna, ocasionó que sufriera
una contusión contra una superficie dura.
El bebé fue trasladado inconsciente donde los
médicos y sospecharon tras ver que sus ojos tenían sangre.
El abogado de Walker argumentó que todo había sido
accidental, pues su cliente se
salió de control por varios quehaceres que tenía bajo su responsabilidad.
"No pretendías causarle la muerte o un daño grave, lo sacudiste de cólera, pero no pretendías
las terribles consecuencias de tus acciones", explicó.
Su esposa también lo defendió argumentando que “el
99% del tiempo había sido completamente amoroso y afectuoso”, señala BBC.
"No
hubo premeditación: la muerte de Kayden fue el resultado de una pérdida
momentánea de temperamento y control en un contexto de cansancio y
estrés en el cuidado de los niños", argumentó el juez que profirió la
condena.
“Lloras la pérdida de tu hijo y tienes que vivir con el hecho de que le
causaste la muerte”, apuntó.
La justicia ha encontrado que la madre también tiene
culpa en la tragedia, pero ella será juzgada el 5 de septiembre.