Ayer fue sepultado,
en medio del total rechazo y el anhelo de que su muerte no quede en la
impunidad.
Humberto Díaz
Tierradentro fue asesinado en su casa, en la vereda Guadalupe de Gigante, el
pasado 20 de julio.
En la casa de Humberto
Díaz Tierradentro, en la fría vereda Guadalupe, a unos 40 minutos por carretera
empinada del centro poblado de Potrerillos, en el municipio de Gigante, reinaba
la soledad y un silencio sepulcral. El azadón con el que por mucho tiempo
Humberto trabajó la tierra para cultivar café y alverja, estaba abandonado.
Afuera, a contados
pasos de la puerta, cubiertos bajo una capa de arena blanca quedaron los
rastros de sangre donde cayó Humberto luego de recibir por lo menos tres
disparos de arma de fuego.
El asesinato del
presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Guadalupe ocurrió el
pasado sábado 20 de julio, entre las 7 y 8 de la noche. Humberto, de 55 años,
se encontraba en compañía de su esposa Clara Álvarez, cuando dos hombres
desconocidos llegaron a la casa en una motocicleta y lo preguntaron por su nombre.
“Yo también me llamo
Humberto”, había respondido el líder comunal. Uno de los sujetos se bajó de la
motocicleta con el casco puesto y discutió con él durante al menos cinco
minutos. Clara, temerosa salió por la parte trasera de la vivienda y cogió colina
arriba, no habría caminado mucho cuando escuchó el primer disparo y luego otros
tres. Llena de pánico esperó un rato, y al regresar encontró a su compañero
bocabajo y ya sin vida.
Líder asesinado.
Primeramente en el
lugar hizo presencia Policía de la Estación de Gigante, y luego personal de la
Sijín que realizó las respectivas pesquisas así como el levantamiento del
cadáver, que fue trasladado al municipio de Garzón para que fuera sometido a
necropsia.
La noticia del crimen
de Humberto Díaz Tierradentro manchó de tristeza e incertidumbre los hermosos
paisajes de aquella zona norte de Gigante, los mismos que lo vieron a él
crecer. La vereda Guadalupe colinda con la de La Laguna, que pertenece ya al
municipio de Algeciras, allá se llega a tan solo 45 minutos por trocha, antiguo
camino de movilidad de la entonces guerrilla de las Farc.
Toda una comunidad
conmovida
Ayer, tres días
después de asesinado, el cuerpo del líder social les fue entregado a la
familia. Humberto fue velado en la casa materna, en el barrio el Altico de
Potrerillos, en medio del inmenso dolor y el llanto de su esposa y su madre de
88 años, a quien amaba infinitamente. Allí en aquella casa de solar amplio y
flores de espléndidos colores iba a visitarla sobre todo los domingos, cuando
bajaba a la misa. Humberto no tuvo hijos, pero sí muchos sobrinos a los que
ayudó a criar y estuvieron con él en las buenas y en las malas.
A las tres de la tarde
sonó la campana de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, de Potrerillos. Los
pobladores, sentidos con la muerte de su líder, acompañaron masivamente el
féretro para darle el último e inesperado adiós. “Me mataron a mi héroe”,
fueron las únicas palabras que el llanto le permitió balbucear a Clara, en la
puerta del templo. Desde el estrado, el cura expresó, “Yo hoy los quiero
invitar, si alguno sabe denuncie, no se quede callado, ayudemos a esclarecer la
verdad, pero no dejemos que este crimen quede impune”.
La comunidad en
general manifestó su preocupación, piden que el Estado proteja a todos los que
trabajan por ella. “Humberto era una gran persona, y no lo digo porque esté en
ese cofre, para uno que lo conoce desde niño ha sido muy duro y más en la forma
en que él cayó, no se merecía eso, él no hacía sino servirle a la comunidad y a
todos”, dijo uno de sus amigos de toda la vida.
“Un gran compañero, un
gran amigo, era un líder emprendedor, echado pa’lante, trabajaba por la
comunidad, para sacarla adelante y desgraciadamente el pago es ese, esto es muy
grave lo que le sucedió, y ¿quién responde?”, dijo otro que le conoció.
“Queda uno sin
palabras, soy líder de una comunidad y estamos temerosos, aquí en el Huila es
el primer líder social que asesinan, pero en Colombia ya son muchos y no se
sabe qué es lo que pasa ni quién los está matando”, mencionó uno de los
pobladores.
El sepelio del líder
comunal se realizó ayer en el centro poblado de Potrerillos.
Auge de la
extorsión
Se ha dicho por parte
de las autoridades, que Humberto Díaz Tierradentro no había denunciado
amenazadas en su contra. Pero al parecer, sí había puesto en conocimiento un
grave tema de extorsión del que venían siendo víctimas varias personas de esa
zona.
El alcalde de Gigante,
Josué Manrique, se mostró igualmente muy preocupado por lo que está sucediendo
en ese municipio, donde en seis meses se han registrado 9 asesinatos, el de
Humberto es el único de connotación de líder social. Indicó que para finales
del 2018, algunos presidentes de Juntas mencionaron que estaban siendo
extorsionados. “Les pedían a cada presidente que reunieran a su comunidad y les
pidieran un aporte, pero hasta ahí sabemos, eso quedó en manos de las
autoridades. Precisamente en un consejo de seguridad que tuvimos el día de ayer
solicitamos resultados”, dijo.
Al parecer, estos
hechos han continuado en el municipio de Gigante y con mayor intensidad. Una
fuente oficial confirmó a este Diario que las extorsiones e intimidaciones
están llegando a comerciantes, caficultores, pidiéndoles sumas desde $150.000
hasta millones, y que son citados a un sitio conocido como el Paso Turín, en
límites con Algeciras. Incluso algunas de las víctimas, han decidido irse del
municipio por intimidaciones. Sin embargo no hay denuncias formales.
Indicó el Alcalde que
en el municipio de Gigante hay 13 policías para sus 35 mil habitantes, y la
problemática es grande. “Gigante colinda con Caquetá y pueden estar existiendo
secuelas de grupos subversivos que actuaron por toda esa región. La
drogadicción en el municipio también crece a pasos agigantados”.
La comunidad exige que
la muerte de su líder no quede impune. Durante toda su vida, Humberto se
dedicó a la agricultura y a servir a quien lo necesitaba. El azadón de su casa,
hoy está abandonado.
Tomado de La Nación