Gladys
García, representante del gremio motelero en el Valle de Aburrá, explicó que
cerca de 4.000 familias dependen del funcionamiento de estos establecimientos.
“Desde que comenzó la emergencia nuestros ingresos han sido de cero. Muchas de
las personas que trabajan en los moteles son cabeza de hogar y pertenecen a
estratos vulnerables que necesitan el empleo para sostener a sus familias”,
dijo García en entrevista a un medio nacional.
Más
de 50 moteles de Antioquia solicitaron a la gobernación departamental autorizar
la reapertura de estos establecimientos a partir del 1 de junio. “Nosotros
nunca hemos sido foco de contagio. Desde mucho antes de que comenzara la pandemia,
nosotros teníamos unos protocolos de bioseguridad, lo que hemos hecho con esta
nueva situación es ajustar algunos detalles”, explicó Garcia.
El
sector de moteles explicó a través de una carta que el alojamiento temporal por
horas no constituye un riesgo de propagación del COVID-19. “Ya que la
infraestructura de nuestros negocios permite el cumplimento de un
distanciamiento social de trabajadores y clientes”. Agregó que no existen
aglomeraciones al ingreso de clientes, ni al desarrollar las actividades
laborales correspondientes. “Dado que al prestar el servicio no hay contacto
físico y muchas veces ni siquiera visual entre usuarios y empleados”.
Fuente: RCN Radio