Tres niñas del sur del Huila diariamente luchan por sobrevivir al cáncer









 Dos niñas oriundas de San Agustín y una de Oporapa, llegaron a Neiva con la esperanza de eliminar el cáncer que padecen. Su fe en Dios es fuerte y su lucha por sobrevivir, aún más. Sin embargo, junto con sus progenitoras subsisten con diferentes necesidades que pueden ser aliviadas con la solidaridad de los neivanos.

Desde los municipios de San Agustín y Oporapa llegaron a Neiva, Salomé, Karen y María Fernanda buscando una cura para su enfermedad. Las tres niñas padecen de cáncer y se encuentran recibiendo atención médica en la Unidad Oncológica del Hospital Universitario.

Junto con sus progenitoras han emprendido una nueva vida que no ha sido fácil en la capital huilense debido a las adversidades con que a diario se encuentran.

Todas viven en el Primero de Mayo, un barrio en que por su ubicación les queda cerca al Hospital de Neiva, por lo que no deben pagar transporte cuando acuden a las quimioterapias. Sin embargo, el pago del arriendo, la alimentación y demás gastos para las pequeñas, es una lucha con la que han aprendido a convivir las mamás.

Evelyn Salomé Sánchez Buesaquillo tiene 3 años de edad, llegó a Neiva desde hace un año acompañada de su madre, Liliana Buesaquillo Imbachi, luego de que fuera diagnosticada con un tumor de Wilms, una neoplasia maligna del riñón y el segundo tipo más frecuente de cáncer abdominal en niños, que en este momento se encuentra en etapa 3.

Salomé vive con un solo riñón, su problema se agudizó porque el cáncer se extendió por la uretra y debe recibir quimioterapias cada 15 días.

“Cada vez que vamos a la ‘quimio’, ella se pone muy mal; le da mal genio, decaimiento, vómito y se le quita el apetito”, relató Liliana Buesaquillo.

Ella, quien ha estado acompañando a su hija en su dolor, no ha podido conseguir un trabajo que le permita obtener los ingresos que requiere para su estadía en la ciudad. Ha sido gracias a la solidaridad de cientos de personas que han acudido a apoyarlas de manera desinteresada; sin embargo, como consecuencia de la pandemia las ayudas se han acabado.

“En este momento debemos 2 meses de arriendo, pagamos $300.000 mensual, aunque gracias a Dios el dueño de la casita donde vivimos, conoce de nuestra situación y ha sido muy consciente. También debemos pagar los recibos y conseguir para la alimentación. Prácticamente vivimos de lo que dos hermanas mías, que se dedican a la recolección de café, me pueden ayudar y de los buenos corazones”.

De otro lado, Karen presenta enfermedades en la piel y requiere cicaplast, una crema que mejora su problema y que no la cubre la Eps. Pese a todo con esperanza, Liliana confía en que todo pasará y volverán abantes a su pueblo natal.

“Fe en Dios”

Bellanid Cabrera Cano es madre de 3 hijos, entre ellos, de Karen Parra Cabrera. Una niña de 10 años de edad que padece el linfoma de Hodgkin, que según los especialistas es un cáncer en el sistema linfático. A medida que el cáncer se extiende, limita la capacidad del cuerpo de combatir la infección.

“Al principio no le lograban detectar qué era lo que tenía, fueron muchos los exámenes que le hicieron, estuvimos varias veces en la UCI y hubo momentos en que yo pensé que mi niña se me iba a ir porque hubo una ocasión en que ella ya no se podía mover y los médicos no lograban controlarle la fiebre que le llegaba hasta 46°”, explicó.

Cuando finalmente le realizaron una biopsia en uno de sus ganglios fue en ese momento en que conocieron qué enfermedad padecía Karen.

Atrás quedaron los días en que corría por las calles de la vereda Nueva Zelanda de San Agustín, llegaron a Neiva pensando que era algo pasajero y que no tardaría mucho tiempo en reunirse con su abuelita y sus hermanitos. Sin embargo, han pasado 6 meses, de los cuales 3 permaneció hospitalizada.

Su valentía y fe en Dios le ha permitido salir adelante y combatir uno a uno los dolores que le produce la quimioterapia a la que es sometida a diario.

“Ella me dice que todo va a estar bien, confiamos en Dios que vamos a salir adelante y que, en el nombre de él, ella es una niña sana”.

Los otros niños están siendo cuidados por su abuelita, pero cada día que pasa sienten más fuerte la ausencia de su mamá y su hermana.

“Nosotros acá pagamos arriendo, ha sido una situación muy difícil porque acá no puedo trabajar. El médico nos dijo que son 6 ciclos de 8 quimioterapias y que todo depende de la evolución de la niña. El problema es cuando le dan cólicos, porque inmediatamente hay que hospitalizarla, parar el tratamiento y volver a iniciar”.

Una ayuda para sobrevivir

La situación de María Fernanda Vargas, una niña de 13 años, es similar a la que viven Karen y Salomé, desde Oporapa llegó a Neiva con su mamá hace 8 meses buscando la cura de la leucemia que sufre. También vive en el Primero de Mayo y la venta de rifas y empanadas le ha servido para sobrevivir todo este tiempo en una ciudad totalmente desconocida.

Por ahora está ofreciendo por $15.000 la rifa de un cuadro que ella misma decoró y que jugará el próximo 4 de agosto pues, aunque recibe algunas ayudas de sus vecinos de su municipio no son suficientes para todo lo que requieren.

Karen y Salomé viven en la calle 12C # 20 -60, mientras que María Fernanda en la calle 11C #21B – 04.
Tomado de La Nación



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