Héctor Paul Flórez fue condenado a 40 años de prisión, de los cuales pagó 18 años y 8 meses - logró rebaja de pena por buen comportamiento y estudio en la cárcel - . En una entrevista, aseguró que recibe con optimismo la declaración de las Farc en la que reconoce que estuvo tras el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado, crimen por el que él fue condenado.
Señaló que perdió más de la mitad de su vida, que siempre insistió en su
inocencia, y que ahora solo espera que se reconozca que no tuvo nada que ver
con el crimen.
“las Farc dicen ahora que fueron ellos, queda claro que yo no soy
guerrillero, no tengo nada que ver con ellos. No tengo ningún pensamiento de
izquierda. Es más, ni concuerdo con ellos. Entonces, eso amplía mucho más la
inocencia mía. Al haber declarado eso ellos, desde su punto de vista yo soy
inocente”. Indicó.
“Yo tenía 23 años, cuando me capturaron y estuve detenido 18 años y ocho
meses físicos. Me condenaron a 40 años…”
“La mitad de mi vida se perdió. Perdida completamente. Aunque uno llegue
una cárcel y logre sobrevivir al tiempo que dure detenido; y allá estudie y
salga adelante, así haya aprendido muchos oficios. Se pierde mucho tiempo
cuando uno es inocente. Además, estando entre tanta gente, este sistema lo
agobia a uno. A uno lo quieren influenciar, lo llevan a cambiar muchas cosas.
Todo el entorno le cambia a uno, la vida le cambia”.
¿Qué estudió en la cárcel?
“Yo terminé mi bachillerato. Estudié artes mixtas, pintura, zapatería,
marroquinería, bisutería, todo lo que pudiera estudiar, yo lo hacía”.
¿Y antes de que lo capturaran usted a qué se dedicaba?
Yo era escolta. Trabajaba en seguridad privada, porque acababa de salir
del Ejército.
Y su lugar de residencia para esa época ¿Cuál era?
Sincelejo, Sucre.
¿Hoy en día a que se dedica?
Sobrevivo con lo que me salga. En estos seis años que llevo de salir de
la cárcel me ha tocado duro, durísimo. He aguantado hambre, he estado viviendo
en la calle. Me quedé sin mi esposa, sin mi hija, me quedé sin familia, sin
nada. Estoy viviendo solo en este momento.
Me abandonó todo el mundo. Me dieron la espalda tanto mi familia como mis
amigos.
En mi familia, ellos decidieron tener una vida porque se aburrieron de
todo lo que vivíamos. Además, muchas veces me cerraron las puertas en muchos
trabajos. Yo llegaba a un trabajo y me demoraba cinco, seis meses. Apenas
sabían que yo había estado detenido por la muerte de Álvaro Gómez, todo el
mundo me decía usted no puede estar aquí, usted es un hombre peligroso así diga
que es inocente y me echaban.
En este momento estoy trabajando en Corabastos, cuando puedo voy. Voy a
cargar bultos porque me toca comer, pagar un arriendo en una habitación. Estoy
viendo cómo puedo. La dentadura se me ha caído. Bueno, cuántas cosas me han
pasado. Pero aún sigo luchando, luchando por mí, no por los demás, sino por mí.
De su experiencia en la cárcel…
El Inpec me trasladó a 12 cárceles diferentes. Ellos se dedicaron a
pasearme por todas las cárceles del país. No sé por qué, hoy en día me
pregunto. Y lo que he podido establecer era que ellos querían que yo nunca
supiera en qué iba el proceso, o cómo defenderme.
Y eso hizo que la Fiscalía cambiara todo el proceso, y aunque estaban las
pruebas para declarar mi inocencia, no lo hicieron nunca. Yo siempre dije que
no había matado a Álvaro Gómez.
Par esa época, la Fiscalía y las autoridades sabían que Lugo había mentido,
que había testigos coaccionados, y a pesar de eso, Héctor Paul era el culpable.
Yo ya había sido juzgado sin necesidad de un juez.
El 2 de noviembre de 1995, ¿dónde estaba usted?
Yo me encontraba en el sepelio de la abuela de Samir Jesús Tovar. Ella se
muere el primero de noviembre. Me encontré con él y me dijo “se murió la
abuela”. Y yo le dije, “¡Doña Purificación!”. Y lo acompañé. Ella murió el
primero y el dos estuve con ellos. Yo a esa señora la conocía como desde que yo
tenía 8 años. Ellos fueron mis amigos de barrio. Entré a la misa, todo el
tiempo con ellos, ¿a qué horas iba yo a estar en Bogotá? Si el magnicidio pasó
a las 10 y 15 de la mañana, 10 y 20, ¿en qué momento iba yo a estar en eso?
¿Y a usted cuándo lo capturan?
A mí me capturan el 20 de noviembre de 1995. Me pusieron el Bloque de
Búsqueda, al general Rafael Martínez detrás de mí. Mandaron a la Sijín a
Sincelejo después de la declaración de Lugo Álvarez que fue el 16 de noviembre.
En cuatro días decidieron que Héctor Paul era culpable.
Me montaron en un avión y me echaron para Bogotá, a mí no me hicieron una
investigación, no me hicieron una interceptación, un seguimiento. Dijeron fue
este, y listo.
Y el día que lo condenaron…
A mí me llegó la notificación de condena el 22 de diciembre de 2002, Yo
quedé sentado. El 24 hubo visita en La Modelo y fueron mi esposa y mi hija. Y
pensé, me van a condenar por algo que no hice. Me van hacer pagar algo que no
me comí. Y me puse a llorar, qué iba yo hacer 480 meses, eso es mucha cárcel.
Mi vida quedó aquí.
Solo quiero que la justicia reconozca que se equivocó, que se reconozca
que soy inocente.
Y cuando se enteró de lo que dijeron las Farc… se emocionó…
Después de tanto tiempo me sorprendió, no lloré porque ya no me quedan
lágrimas. Sabiendo las Farc que había un inocente detenido por algo que no
cometió, llegaron ahora a la conclusión de que tenían que decir la verdad, pues
bienvenida.
La misma familia Gómez Hurtado me defendió, yo no conocía Bogotá. Yo la
conocí ahora que quedé libre. Yo no conocía nada, mi mujer era la que tenía que
llevarme para arriba y para abajo en Transmilenio. Yo no conocía nada.
Experiencias amargas en la cárcel…
Sobreviví a un atentado, un día que estaba desayunando en la cárcel de
alta seguridad de Palogordo, un hombre me atacó con un cuchillo, me propinó
tres heridas.
En La Modelo, pensaron que estaba tapado de plata, eso fue en los
primeros días, y me pedían un millón de pesos a la semana, o si no me mataban.
Mi papá se endeudó, él estaba preocupadísimo, él se enfermó por el estrés, y
buscando abogado. Al final me dijo "mijo ya no puedo más, ya no tengo
plata, tengo hipotecada la casa".
¿Hace cuánto se separó?
Hace tres años. Me dio durísimo, atenté contra mi vida porque mi señora
fue un gran aliciente cuando estuve detenido. Pero como no conseguía trabajo,
ella se cansó, diría ahora me toca mantener este hombre.
Usted ha pensado en este momento en demandar la Nación..
Yo solo he deseado durante mi vida que se declare que soy inocente. Lo
que sea de dinero, no es mi prioridad. Solo quiero que no me cierren las
puertas porque soy el que mató a Álvaro Gómez. Yo quiero recobrar el respeto de
la sociedad, recobrar mi vida.
Solo quiero que la justicia reconozca que se equivocó, que se reconozca
que soy inocente. La Corte Suprema en diciembre dijo que no revisaba mi
proceso. Esto fue cosa juzgada.