Tras una larga noche en la que no dejaron de contarse los votos, Joe Biden pasó al frente en el recuento realizado en Georgia, uno de los cinco estados en los que aún no se declaró un ganador en las elecciones que mantienen en vilo al mundo. Con el 99% del escrutinio completo, el candidato demócrata se impone a Donald Trump por 2.449.371 votos a 2.448.454.
Georgia es
el segundo estado más importante de los cinco que quedan por repartir: otorga
16 electores, cuatro menos que Pensilvania, donde el demócrata se acerca hora a
hora al republicano y está ya a menos de 20.000 sufragios de distancia. Si
sumara estos 16 votos en el Colegio Electoral, el ex vicepresidente, que
actualmente tiene 264 —de acuerdo con la suma de The Associated Press (AP)—,
llegaría a 280, diez más de los necesarios para ganar las elecciones.
Según la
suma que realizan otros medios de comunicación, Biden tendría 253 en lugar de
264, porque consideran que su ventaja en Arizona no permite descartar de plano
la posibilidad de que Trump remonte el resultado. En ese estado, históricamente
republicano, el demócrata está al frente por 50,1% a 48,5%, con el 90% de los
votos escrutado. Sin contar Arizona, Georgia dejaría a Biden con 269 electores,
solo uno menos de los 270 requeridos.
En cualquier
caso, ganar Georgia sería histórico para el experimentado político nacido en
Scranton, Pensilvania. Desde 1996, venció siempre el candidato republicano en
ese estado, y el propio Trump le había sacado más de cinco puntos de diferencia
a Hillary Clinton en 2016.
El escenario
más probable es que Biden incremente el diferencial del triunfo entre los miles
de votos que quedan por votar, ya que son de distritos habitualmente
demócratas, según informa AP. De todas maneras, si el saldo final es inferior a
medio punto porcentual, la campaña de Trump podría pedir un recuento total,
cuyo desenlace es imprevisible.
Imponerse
allí le deja múltiples senderos hacia el triunfo, incluso si el mandatario
lograra la hazaña de revertir el resultado en Arizona. Por un lado, Biden le
saca un punto de ventaja en Nevada, un estado confiablemente demócrata que
reparte seis electores, donde aún queda el 16% de los votos por contar. Pero
aún en el improbable caso de que tampoco pueda imponerse allí, le quedaría
Pensilvania. Trump parecía liderar ampliamente el martes a la noche, pero a
medida que se fueron contando los sufragios por correo, se fue achicando la
diferencia. Con el 97% de los votos escrutados, Trump gana por solo 49,6% a
49,3%, un margen que el ex vicepresidente podría dar vuelta si se mantiene la
tendencia de las últimas horas.
En los otros
dos estados que quedan pendientes, el republicano, que por el momento suma 214
electores, sí es favorito a ganar. Uno es Alaska, donde su triunfo se da por
descontado porque es un típico estado rojo, en el que con el 50% del recuento
completado está al frente por 62,1% a 33,5 por ciento. El otro es Carolina del
Norte, donde hay mucha más paridad. También de tendencia republicana, los
demócratas están haciendo una gran elección allí: el Presidente se impone por
solo 50,1% a 48,7%, y se estima que falta un 6% de los sufragios por contar.
Fuente: Infobae