Un cabo y cuatro guardianes del Instituto Nacional Penitenciario y
Carcelario, Inpec, hacían parte de una temida banda delincuencial que se
dedicaba a extorsionar a ciudadanos desde diferentes cárceles de Colombia, Los
uniformados hacían parte de la penitenciaria La Picota, de Bogotá.
La organización fue desarticulada por efectivos del Gaula de la Policía,
quienes expresaron que los criminales tenían un altar en el que rezaban para
completar sus fechorías.
Además, hallaron estatuas de duendes que tenían en sus manos billetes de
diferentes denominaciones.
“Usaban brujería antes de hacer llamadas telefónicas. Se hacían pasar por
grupos al margen de la ley. Ponían unos duendes con pesos colombianos y les
rezaban para que les fuera bien en la extorsión”, dijo Murillo.
En la cárcel La Picota de Bogotá los agentes ubicaron una central
telefónica clandestina donde, incluso, utilizaban efectos especiales de fondo
para intimidar a sus víctimas.
En varias ocasiones, fingían tener a personas retenidas en un aeropuerto,
esto para ejercer presión sobre los ciudadanos.
“Usaban un parlante para atemorizar a las víctimas, para hacerles creer
que llamaban desde un aeropuerto. Este aparato tiene el sonido de sirenas de la
Policía, anuncios de aeropuertos y terminales. Simulaban ser personas de
aerolíneas. La ingenuidad hacía que los colombianos cayeran. Es extraño que
estos casos no se denuncien”, manifestó Murillo.
Entre los criminales había un cabo tercero y cuatro guardianes del Inpec.
Ellos permitían el ingreso de teléfonos y memorias a otras cárceles del país,
en las que habría más guardianes implicados.
Durante los allanamientos a casi 30 penales de Colombia, el Gaula de la
Policía capturó a 7 personas, entre ellas los cinco funcionarios del Inpec.
Fuente: Noticias Caracol