La menor recorrió cerca de 20 kilómetros hasta llegar al parque Tercer Milenio, en el centro de Bogotá.
“Al terminar
el parque Tercer Milenio inicia la entrada del barrio San Bernardo y ahí
presumimos que estaba en ese lugar (…) sabía que era un lugar muy peligroso y
decidimos ingresar, preguntar, indagar, poner muchísimos volantes y en nuestro
corazón había el sentimiento de que algo había sucedido en ese lugar”, relató
la madre al recordar su angustia por no saber de su hija.
Como nadie
daba razón de su pequeña, decidió infiltrarse y llegar al infierno del sector
conocido como el ‘Sanber’: “yo llegaba todas las noches a una panadería, en el
barrio San Bernardo, donde una señora que tenía un corazón inmenso y conoció mi
dolor me dijo ‘¿usted por qué no entra? Pero allá solo entran consumidores y
vendedores de droga’, y decidí cambiar mi aspecto físico, envolverme en una
cobija de un animalito, de una mascota, para que tuviera muy mal olor; triturar
mucho carbón, manchar mi cara y entrar con pitillo, talcos, tapas, dentro de
ese lugar y esconderme para que ellos sintieran que yo hacía parte de ese mundo.
Así lo hice cada noche, y el lugar donde siempre me sentaba fue la esquina
donde encontraron el cuerpo de la niña, como si tal vez ella siempre me dijera
que llegara ahí a descansar, o a escuchar, no lo sé. Así fue todos los días,
desde el día 3 de diciembre”.
Al entrar al
corazón del ‘Sanber’, una de las zonas más difíciles de Bogotá, a pesar de la
fuerte ley del silencio que hay en esa zona, obtuvo la confianza de varios
habitantes de calle que le ayudaron a identificar a supuestos criminales.
“Lo que
hacía siempre era mirar cada movimiento, cada persona, cada comprador, cada
taquilla, cada tienda, cada consumidor, cada carreta, todo lo que sintiera que
fuera a llevarme a ese lugar o a ella”, recuerda.
Para no
levantar sospechas entre los expendedores de droga dice que “compraba para
poder estar ahí adentro, pero nunca consumí nada”.
A la zona no
solo iba en las noches. Durante el día lo hacía, ya sin su disfraz, en compañía
de su papá y sus otros dos hijos: “caminé todos los días desde el 30 de
noviembre entre el barrio Santa Fe y San Bernardo, todos los días, desde las 6
de la mañana hasta las 10 de la noche”.
La menor de
15 años también era buscada por un grupo élite de investigadores de la Policía
Metropolitana de Bogotá, que ya tenía valiosa información de los asesinos de
Michelle suministrada por la madre de la menor de edad y un informante que,
incluso, les aseguró a los uniformados que días antes habían encontrado un
cuerpo sin vida con rasgos similares a la niña.
Entonces la
mamá de Michelle fue hasta Medicina Legal para que le dieran información.
Le dijeron
“que habían recogido un cuerpo el 2 de diciembre a las nueve de la mañana en el
barrio San Bernardo, pero que era una mujer entre 19 y 30 años, que no era una
niña y no era una menor de edad”.
Ante esa
respuesta, siguió recorriendo las calles, incluso el mismo sitio donde
encontraron el cuerpo de su hija, en busca de alguna prueba. Hasta que recibió
un nuevo llamado de Medicina Legal: “ellos notaron el día 30 de diciembre que
ese cuerpo no tenía cordales y no le habían brotado sus cordales, por eso no
podía ser de una mujer de 19 a 30 años. Cuando yo me acerco a hacer el
reconocimiento por medio de registro fotográfico nos enteramos que era el
cuerpo de mi niña Lynda Michelle”.
¿Qué le dice
medicina legal en ese momento después de que usted identifica a la niña? “De
ante mano disculpas porque el cuerpo fue inhumado en el (cementerio) Serafín el
día 18 de diciembre, como NN. Luego hacen un cotejo de ADN y se dan cuenta que
es mi hija, después que yo había hecho el reconocimiento fotográfico, y el día
siete de enero nos entregan el cuerpo de la niña”, manifestó.
Confirman
que cadáver que estuvo un mes en Medicina Legal es el de Lynda Michel Amaya
Mientras la
familia de la niña seguía esperando una respuesta de Medicina Legal, el grupo
élite de la Sijín y la Sipol de la Policía de Bogotá, en menos de 15 días,
ubicó con drones los escondites de los señalados asesinos y jefes de una temida
banda de microtraficantes conocida como Tazmania, para después capturarlos.
Entre los
detenidos están los dos hermanos que, según los investigadores, se llevaron a
la fuerza a la niña, la metieron a la tenebrosa casa abandonada, la subieron al
tercer piso y la asesinaron.
Luego,
arrojaron su cuerpo a un piso inferior, donde otro cómplice conocido como ‘el
Carretero’, también capturado, lo recogió, lo metió en una bolsa y se lo llevó
en una carreta tres cuadras más adelante.
Asimismo,
cayó alias ‘Yakelín’, señalada por los investigadores de ser cómplice en el
crimen. La presunta delincuente también fue reconocida por la mamá de la niña
asesinada, quien la vio mientras buscó a su hija haciéndose pasar como
habitante de calle en el ‘Sanber’.
La
identificó durante su visita a la Policía de Bogotá para agradecerle al general
Óscar Gómez la captura de los asesinos de su hija.
Finalmente,
después del sacrificio y la incertidumbre, pudieron despedir en cristiana
sepultura a Lynda Michelle.
Fuente:
Noticias Caracol