La historia de Sofía y Alejandro,
protagonistas del relato, comienza en una feria navideña. Él estaba ayudando a
su hermana en un puesto de cuadros cuando Sofía lo vio por primera vez, la
atracción fue instantánea. Surgió una conexión tan fuerte en el primer
encuentro que siguieron conversando toda la tarde, con ‘mates’ (bebida
tradicional Argentina) de por medio y una cita programada para el día
siguiente.
A partir de entonces, los encuentros
sucedieron con mayor frecuencia. “Jamás sentí algo así, el barrio parecía otro,
como florecido”, cuenta Sofía quien dio a conocer la historia de amor en un
espacio que tiene el periódico “La Nación” en Argentina.
El ‘perfecto’ romance se comenzó a
nublar cuando empezaron a hablar del pasado y sus antiguos amores. “Me contó
que hacía poco más de dos meses había dejado una relación larga, muy
importante, pero que había llegado a una crisis difícil de remontar”, comenta
Sofía.
Traer el pasado al presente tornó los
colores del enamoramiento hacia tonos más reales. Aun así, los encuentros
seguían siendo románticos e idílicos. “Bromeábamos con establecer una fecha y
punto de encuentro si la vida alguna vez nos separaba”, revela. Es por eso que
establecieron el 4 de abril a las 6 de la tarde, en una esquina de Olivos
(localidad de Buenos Aires), su lugar de reencuentro si por algún motivo se
‘perdían’.
La expareja de Alejandro empezó a
llamarlo y a enviarle mensajes implorando que se vieran, ya que tenía algo muy
importante para compartirle. Fue entonces cuando el presente golpeó el corazón
de Sofía de una forma que jamás hubiera esperado: la exnovia de Alejandro
estaba embarazada.
“Se imaginarán que todo mi mundo se
vino abajo. Seguimos juntos unos días, pero la culpa de no acompañar a su ex le
ganó y Ale volvió con ella”, cuenta Sofía con tristeza. “Al comienzo nos
seguimos escribiendo y él me contaba que no podía dejar de pensar en mí. Con el
tiempo los mensajes se distanciaron”. Finalmente, Alejandro y Sofía perdieron
contacto.
Pero Sofía cada 4 de abril, sin
embargo, recuerda el punto de encuentro acordado y comenta que todavía no
pierde la esperanza de volver a reencontrase con el amor de su vida, “Seguro se
le olvidó, aunque a veces fantaseo que simplemente no coincidimos y que el día
que lo hagamos nada más nos va a separar. Sí, ya sé, romantizo el amor; también
sé que no llegamos a estar cinco meses juntos, pero todavía lo espero; todavía
siento que es el amor de mi vida”.
Tomado de: El tiempo