Se enojó con su mamá, empezó a cavar de rabia y ahora tiene una cueva con internet y calefacción

 

Lo que comenzó como una pataleta de adolescente hace 6 años, terminó con la construcción de una cueva que puede albergar a varias personas y hasta tiene WiFi. El protagonista de esta historia es Andrés Cantó, oriundo de La Romana, un pueblo de Alicante, en España.

Contó que cuando tenía 14 años se disgustó mucho con su mamá porque lo mandó a cambiarse de ropa y lleno de rabia se fue hasta un terreno cercano a su casa y descargó su frustración contra el suelo.

“Solo sé que al final tenía un pequeño agujerito al que fui acudiendo tarde tras tarde”, comentó.

Andrés aseguró que se encontraba fascinado con las cuevas de muchos de sus vecinos y también quiso tener una. Martillo y cincel en mano, empezó a cavar.

Con el paso de los días conoció a Andreu Palomero, quien se convertiría en su mejor amigo y compañero de excavaciones.

“Le dije que tenía una idea de hacer una cueva, pero es mucha locura, no le veo futuro”, dijo Andrés. Su mejor amigo sí le vio futuro y comenzaron a darle forma al proyecto.

Andrés recalcó que sus padres no le prestaron mayor atención, pues siempre ha sido un curioso por los temas de la arquitectura: “Ellos no se sorprendieron. Preguntaban todos los días ‘¿qué tal te va, sigues cavando?’”.

Tras 6 años de construcción, los protagonistas de la historia construyeron una cueva que puede albergar a 7 personas que pueden departir tranquilamente, pues cuenta con un horno para la calefacción y un ventilador para que circule el aire.

La lluvia no es impedimento para que disfruten de su cueva ya que hay una capa de tierra que la separa de la superficie. Un inconveniente sí fue la construcción de un estanque que filtró agua.

Los jóvenes lograron llevar WiFi a su espacio subterráneo. Allí pueden escuchar música y descargar películas mientras conviven con amigos, “arañas, caracoles y luciérnagas”.

Orgullosos de su cueva, hicieron un hilo en Twitter en el que mostraron todo el proceso. Los internautas se interesaron en la historia y las autoridades también. Poco después recibió la visita de un guardia civil.

“No lo pueden catalogar como sótano, caseta de jardín, ni casa y está dentro del terreno de mi familia”, aseguró.

Narró que su plan a futuro es construir su habitación en la cueva, misma que usará cuando vaya de visita a casa de sus papás.

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