A medida que la vacunación avanza han surgido otras preguntas e inquietudes. Unas de las más recientes son: ¿Se puede consumir alcohol tras aplicarse la vacuna? ¿Al cuánto tiempo de aplicada la dosis puedo consumir alcohol? ¿Cuánto? ¿Debilita el consumo la respuesta inmunológica del cuerpo?
Hasta el
momento, los desarrolladores de las vacunas y las agencias reguladoras de los
países no han hecho ninguna recomendación específica frente a este tema. Los
ensayos clínicos de las vacunas contra el COVID-19 que están aprobadas tampoco
analizaron específicamente si el alcohol tenía algún impacto en su eficacia.
Pero asociaciones y expertos en el mundo han empezado a aclarar estas
inquietudes desde distintas plataformas. Gran parte de lo que se sabe proviene
de investigaciones anteriores, estudios sobre cómo afecta el alcohol el sistema
inmunitario y en la respuesta inmune de animales.
Lo
importante, señalan, es que las personas que están recibiendo las vacunas
puedan hacer todo lo correcto para maximizar su respuesta inmunitaria. En este
sentido, coinciden en que la respuesta corta sobre la posibilidad de tomar
alcohol tras la vacunación es: depende. ¿De qué? De la cantidad que se consuma.
Hasta el
momento no hay pruebas de que tomar uno o dos tragos pueda reducir la eficacia
de alguna de las vacunas contra el COVID-19 que se administran en Colombia
(Pfizer, Sinovac, AstraZeneca). Sin embargo, advierten diversos estudios y
expertos, el consumo excesivo de alcohol sí podría suprimir el sistema
inmunitario e interferir potencialmente en la respuesta de la vacuna, es decir,
podría interferir con la capacidad del cuerpo para desarrollar inmunidad en
respuesta a algunas vacunas, no solo la del coronavirus.
En este
estudio, publicado en 2013, se asegura por ejemplo que el consumo excesivo de
alcohol deteriora la respuesta inmune y aumenta la susceptibilidad de sufrir
infecciones bacterianas y víricas, ya que impide que las células inmunitarias
lleguen hasta los focos de infección para cumplir sus labores. Pero en esta
publicación de la revista Expert Rev Vaccines, que recoge la evidencia
acumulada sobre el consumo de alcohol y el sistema inmunológico, se presentan
hallazgos que apoyan un efecto positivo del alcohol moderado sobre la
inmunidad.
Otros
estudios se han hecho también con animales, como con ratas y con macacos
Rhesus. Estos últimos fueron estudiados durante siete meses de acceso a bebidas
alcohólicas tras la vacunación contra un poxvirus. En resumen, los investigadores
encontraron que los animales que bebían mucho y de forma crónica tenían una
respuesta débil a la vacuna; mientras que los que consumían solo cantidades
moderadas de alcohol generaban una respuesta fuerte a la vacuna.
Según Ilhem
Messaoudi, directora del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de
California (Irvine), y quien ha realizado investigaciones sobre los efectos del
alcohol en la respuesta inmune, es fundamental ser consciente de lo que
significa realmente beber con moderación. “Es peligroso beber grandes
cantidades de alcohol porque los efectos en todos los sistemas biológicos,
incluido el sistema inmunitario, son bastante graves y se producen con bastante
rapidez una vez que se sale de esa zona moderada”, explica al New York Times.
“El exceso
puede interferir en la respuesta inmunológica, pero con un consumo moderado no
pasa nada”, insiste Rosa María Wong, del Laboratorio de Investigación en
Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la UNAM.
¿Cuánto es
un consumo abusivo y cuánto un consumo moderado?
Según el
Instituto Nacional del Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de Estados Unidos
(Niaaa, por sus siglas en ingles), el consumo moderado de alcohol se define,
generalmente, como no más de dos bebidas al día para los hombres y un máximo de
una bebida al día para las mujeres. El consumo excesivo, por su parte, tiene
que ver con más de tres bebidas al día. Pero, ¿cuánto es una bebida estándar?
Una bebida estándar, de acuerdo con el mismo instituto, está cifrada como 148
mililitros de vino, 44 mililitros de licores destilados o 355 mililitros de
cerveza.
El informe
“Alcohol y atención primaria de la salud”, elaborado por la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS advierte, por su parte, que las mujeres
que consuman entre 20 y 40 gramos diarios de alcohol, y los hombres que
consuman entre 40 y 60 gramos de alcohol, se encuentran en riesgo de caer en un
patrón de consumo no saludable, que aumenta el riesgo de consecuencias adversas
para la salud.
Otros
factores a tener en cuenta
Además, ante
la vacuna contra el coronavirus hay otro factor más que analizar: los efectos
secundarios. Síntomas como fiebre, dolor corporal, malestar, dolor de cabeza o
vómito pueden ser comunes y normales tras la aplicación de la vacuna contra el
COVID-19 (y muchas otras vacunas). Sin embargo, estos síntomas también son
similares a los efectos que causa el guayabo en una persona luego de una noche
de tragos.
Ante esto
hay dos posibilidades. Por un lado, que además de los posibles efectos
secundarios de la vacuna se sumen otros malestares del guayabo, lo que puede
hacer de esta una experiencia para nada agradable. Lo segundo, que se confundan
los síntomas del guayabo con los efectos secundarios de la vacunación.
Retomando lo que mencionaba Wong, de la UNAM, los efectos del alcohol pueden
enmascarar o potenciar los efectos secundarios de la vacuna, por lo que
personalmente recomienda no tomar en las siguientes 72 horas, el periodo en el
que las vacunas causan algún efecto secundario.
En
conclusión, consumir alcohol en exceso puede tener repercusiones en el sistema
inmunitario, encargado de generar las defensas contra el coronavirus. Sin
embargo, hasta ahora no se ha demostrado que el consumo moderado, como una
cerveza para celebrar la vacuna, esté contraindicado.
Fuente: EL
ESPECTADOR