Quienes han pasado por una boda saben que la fiesta con los
amigos más cercanos de la pareja es uno de los momentos más icónicos del
matrimonio.
En medio de la felicidad por la celebración suele salir a
flote una ‘duda incómoda’: quién debería pagar los pormenores de la celebración.
¿El esposo y la esposa? ¿La familia del hombre o la de la mujer? ¿Acaso los
amigos?
Y aunque las respuestas varíen en cada caso, lo único cierto
es que la presencia de los invitados es indispensable para el éxito de la
parranda. Sobre todo cuando la fiesta suele ser la forma de ‘confirmar’ en
público ese juramento íntimo de unión ‘hasta que la muerte (o un malentendido)
los separe’.
Pues bien, una pareja de estadounidenses acaba de poner de
relieve las implicaciones que debería haber para esos ‘amigos’ que, tras ser
invitados, no asisten a la celebración de su matrimonio.
En este caso, la sanción para aquellos ‘faltones’ que no
asistieron a su boda fue más allá de un mero enojo.
El malestar de los recién casados se tasó en una cifra
puntual: 240 dólares (cerca de un millón de pesos), plata que les van a cobrar
por no ir.
A comienzos de agosto, la pareja conformada por Doug Simmons,
de 44 años, y Dedra McGee, de 43, residentes en Chicago, oficializó su
matrimonio en una conmemoración religiosa.
La primera particularidad de su vínculo fue que siguieron la
tendencia de algunas parejas de famosos y organizaron su boda fuera de la
ciudad.
Después de evaluar varias opciones, la decisión fue ‘llevar
su amor’ a la isla de Negril, en Jamaica, a más de 2.700 kilómetros de su lugar
de residencia.
Según estimados de aerolíneas norteamericanas, el trayecto de
un lugar a otro lleva al menos cuatro horas en avión.
El precio de los tiquetes ida y vuelta ronda el millón de
pesos.
‘No es la plata, es el detalle’
A pesar de los costos y el tiempo que implicaba el viaje a la
isla de Negril, el día de su matrimonio terminaron asistiendo 100 personas.
Pese a la considerable acogida, al menos ocho personas
importantes faltaron.
Según dio a conocer Doug Simmons en diálogo con ‘The New York
Post’, cuatro invitados habían declinado la invitación con previo aviso. Sin
embargo, los otros cuatro no dieron ninguna señal que justificara su ausencia.
“Nadie me dijo ni me envió un mensaje de texto, 'Oye, no
podemos asistir'(...) Eso era todo lo que pedía. Si me dices que no puedes
asistir, sería comprensible, pero no decirme nada y dejarme pagar por ti y tus
acompañantes. Cuatro personas se convirtieron en ocho personas. Me lo tomé como
algo personal ", declaró el enfadado esposo.
Cuenta de cobro
El malestar de la pareja se tradujo en una cuenta de cobro
que los implicados compartieron en Facebook. Los esposos aseguraron que esta
insólita tarifa llegará incluso por correo electrónico y correo postal en caso
de ser necesario.
Por los conceptos de “la cena de recepción”, el valor a pagar
para los cuatro ‘faltones’ es de 240 dólares.
"Esta factura se le está enviando porque confirmó
asiento (s) en la recepción de la boda durante el recuento final. Debido a que
no nos llamó ni nos notificó debidamente que no asistiría, esta cantidad es lo
que nos debe por pagar su asiento por adelantado. Puede pagar a través de
‘Zelle’ o ‘PayPal’. Comuníquese con nosotros y díganos qué método de pago le
conviene. ¡Gracias!”, se lee en el controvertido mensaje.
Aunque Dougg Simmons ha dejado claro que lo que les afectó
“no fue el dinero, sino el detalle”, su particular cuenta de cobro ha sido
compartida de forma masiva en redes sociales.
Ha sido tanto el alcance que, por lo que se ve en su
Facebook, ya hay hasta camisetas conmemorativas.
Fuente: El tiempo