Se radicó en el Congreso un proyecto de ley para otorgar un
día de licencia a estudiantes y trabajadoras en uno de los días de su
menstruación. Muchas estudiantes dejan de asistir a clases por consecuencias
físicas incapacitantes de su menstruación o por no tener dinero para comprar
implementos higiénicos.
El martes, la senadora Victoria Sandino (Partido FARC) radicó
ante el senado el proyecto de Ley 153 de 2021, para crear una licencia
menstrual para niñas, mujeres y personas con útero que estén en instituciones
educativas públicas y privadas (incluso de educación superior) para “evitar el
ausentismo escolar, contribuir al bienestar de las mujeres y personas
menstruantes y fortalecer la formación y toma de conciencia sobre los derechos
menstruales”.
La licencia menstrual consistirá de un día en donde la mujer
o persona menstruante no sufrirá de consecuencias académicas. También contempla
que el Ministerio de Salud, las secretarías departamentales y las instituciones
educativas adelanten campañas educativas sobre derechos menstruales.
“Las niñas, mujeres y cuerpos menstruantes avisan previamente
la fecha que eligen y a partir de ese día tendría un plazo mínimo de 26 días
para tomar la siguiente licencia. Tienen que creerle a las chicas, se trata de
un voto de confianza, de responsabilidad y madurez en el sentido de saber que
nos ocurre mensualmente esta situación y que a algunas les impacta mucho más fuerte
que a otras, tanto física como económicamente”, dijo Sandino en entrevista con
Caracol Radio.
Por ahora las trabajadoras no están incluidas en el proyecto
de ley, según Sandino, porque el proyecto necesita un trámite rápido (más ahora
que se retorna a la presencialidad) y porque una reforma en derechos laborales
es más compleja de aprobar.
Sin embargo, incluso el debate entre mujeres y feministas
sobre la pertinencia de esta licencia está vivo. Según dijo Laura Benavides,
del colectivo Derechos Menstruales Colombia, a UN Radio, “más allá de la
licencia se debe hablar de los derechos menstruales en general y ver la
integralidad de cómo la vivencia menstrual sí afecta directamente el gozo pleno
o no de algunos de los derechos humanos de las mujeres”.
Una de las razones por las cuales la menstruación puede ser
un momento incapacitante son los dolores asociados a la expulsión del
endometrio (como los cólicos menstruales), y enfermedades asociadas a la
menstruación como la endometriosis, una enfermedad que afecta a 176 millones de
mujeres en el mundo (sin contar a las disidencias de género) y que causa
grandes dolores en la menstruación. Además, su diagnóstico puede tardar años, y
por tanto su tratamiento eficaz.
Otro dolor intenso es la dismenorrea, “un desorden
ginecológico común en mujeres en edad reproductiva. Una condición debilitante
que afecta a millones de mujeres en todo el mundo”, según lo explica la Revista
Colombiana de Obstetricia y Ginecología. El dolor menstrual se da casi en la
mitad de las mujeres en el mundo.
Y este es solo un ejemplo. Sin embargo, la menstruación ha
sido patologizada y considerada una dolencia o una enfermedad, a pesar de ser
un proceso natural en los úteros de normal funcionamiento.
Por otro lado, la investigadora Florence Thomas dijo en el
mismo programa radial que “esta es una patologización de la mujer que realmente
no necesitamos. En cambio sí, que se busque una manera de hacer gratuito y
todos los elementos que tienen que ver con menstruación”.
Thomas se refiere a lo que se conoce como “pobreza
menstrual”. Aunque escasean las encuestas sobre el manejo e higiene de la
menstruación y la menarquia en adolescentes, hay estudios que demuestran que
las adolescentes que menstrúan se ausentan del colegio no porque no tengan dinero,
sino porque no tienen dinero para comprar elementos de higiene como toallas
higiénicas o tampones.
En junio de este año, el Departamento Administrativo Nacional
de Estadística (DANE) publicó la Encuesta Pulso Social e incluyó una novedad:
el manejo – económico -- de la menstruación. Aunque es un asunto de salud
pública, “la discriminación frente a la menstruación y la falta de acceso a
elementos higiénicos durante el periodo menstrual se constituyen como
obstáculos para el bienestar de las mujeres, y el acceso igualitario a trabajo
y estudio”, dice la encuesta. Según el Dane, el 14,8 % de las mujeres
entrevistadas en 23 ciudades del país, tuvo dificultades económicas para
adquirir los elementos que se necesitan en para el periodo menstrual. Incluso
el 8.8% de mujeres no consideradas “pobres” en los criterios del DANE tienen el
mismo problema.
Esto afecta directamente el derecho a la educación de niñas y
adolescentes porque se ausentan de las clases por no tener cómo comprar toallas
higiénicas, tampones y demás elementos de aseo. No hay datos recientes sobre
esta relación, sin embargo, en 2017, Unicef lanzó los resultados de una
encuesta realizada en siete colegios colombianos (en Chocó, Nariño y Cauca) a
204 jóvenes entre octavo y décimo grado.