En Afganistán, la práctica de vender a las niñas está muy
extendida y es motivada por las necesidades económicas de las familias. Según
un informe de Unicef del 2018, el 42 % de los hogares afganos tienen una hija
que contrae matrimonio antes de los 18 años.
Niñas desde los 5 años son comercializadas y entregadas a las
familias de los que dentro de unos años se convertirán en sus esposos por sumas
mínimas que les permiten a las familias sobrevivir por un periodo de tiempo.
Estas actividades cada vez son más comunes en estas comunidades sumidas en la
pobreza y miseria luego del desplazamiento que sufrieron dado a la sequía en
esta región del país.