Testigos del sector comentaron a los investigadores que
sospechaban que los dueños de la carnicería habrían elaborado empanadas de
carne con los restos del fallecido. Una vecina de la familia expresó que no era
usual verlos vender empanadas, y que precisamente en los días posteriores a la
desaparición de Silvero empezaron a vender dicho alimento.
“Yo sabía que ella siempre trabajaba en la feria, a la par
del hombre, pero no sé si vendía empanadas antes”, declaró para el medio local
‘Crónica’.
El hombre asesinado había sido denunciado por dos casos de
agresión sexual: el primero contra su hija biológica en el 2010, y una segunda
vez en la que la víctima sería la hija de su esposa, en el 2019.
Desapareció el pasado 1 de junio, situación que fue
denunciada por una de las hijas de Silvero, que reportó haber recibido mensajes
de su padre que eran poco característicos. Le había avisado que estaba en
búsqueda de un nuevo apartamento para arrendar y que cambiaría su línea de
teléfono.
Sin embargo, fue captado en cámaras de seguridad llegando a
la vivienda que compartía con su última pareja. Encontraron sus restos en un
vertedero de basura cercano al sector e iniciaron las investigaciones
pertinentes del caso.
Laura Marcela Campos, la esposa de Silvero, admitió haber
cometido el crímen contra su marido, pero debido a que no se brindó el
testimonio ante la autoridad competente para el caso, fue desestimado. De igual
manera, pudieron continuar con las pesquisas y encontrar la cabeza desmembrada
en un bote de cemento.
La mujer
confesó que asesinó a su esposo a golpes, descuartizó el cuerpo y
posteriormente lanzó sus restos en las Lomas de Zamora. Gracias a esa
información, la policía pudo encontrar otras partes del cadáver y aprehendieron
a Campos y sus dos hijos, por ser sospechosos de cómplices en el crimen ocurrido
en Villas de Fiorito, al nordeste de Buenos Aires.