En las últimas horas el diario estadounidense The Washington Post publicó un artículo en el que expone la posibilidad de que el gobierno de Gustavo Petro despenalice o legalice la cocaína, una de las drogas más consumidas en el mundo y una de las más producidas en el país.
Para muchos,
Colombia es sinónimo de cárteles de la droga y narcotraficantes. Es uno de los
mayores productores de narcóticos del mundo; el año pasado, el gobierno de
EE.UU. estimó que producía más de un millón de kilogramos de cocaína, la mayor
cantidad del mundo y más que las dos naciones más cercanas, Perú y Bolivia,
juntas. Entonces, cuando el nuevo presidente del país sudamericano dice que
tiene la intención de regular el uso de sustancias ilegales, o al menos algunas
de ellas, el mundo escucha.
"Es
hora de aceptar que la guerra contra las drogas ha sido un completo
fracaso", afirmó el presidente de Colombia Gustavo Petro durante la
ceremonia en su toma de posesión a principios de este mes, al comentar sobre un
proyecto de ley que su gobierno presentó recientemente al Congreso para
legalizar la marihuana recreativa.
¿Cocaína
legal?
El senador
Gustavo Bolívar, cree que el sistema regulatorio colombiano eventualmente
seguirá el mismo camino al legalizar no solo la marihuana sino también la
cocaína, la fuente de ingresos más lucrativa para los cárteles.
La
constitución colombiana prohíbe explícitamente el uso de estupefacientes sin
prescripción médica.
Elaborar
números en un mercado ilegal nunca es una ciencia exacta, pero un estudio de
2016 del gobierno colombiano estimó que el narcotráfico, el flujo de drogas
ilegales, principalmente cocaína, que se produce en Colombia y se vende en los
mercados internacionales desde Europa hasta Norteamérica, a Asia, valía hasta
el 3,8% del PIB colombiano en ese momento.
En comparación,
el consumo de drogas ilegales --las que se consumen ilegalmente en Colombia y
donde la marihuana juega un papel más importante-- valió el 0,75% del PIB
colombiano.
"La
marihuana es un cambio pequeño en el negocio de las drogas. El gran dinero que
ganan los cárteles, y la mayor parte del problema, se llama cocaína. Y la gente
en Colombia y México seguirá muriendo mientras analicemos el problema con
hipocresía”, afirmó Bolívar a CNN.
El político
imagina una red de dispensarios regulados por el Estado donde la cocaína podría
venderse bajo prescripción médica y acuerdos regionales en otros países
productores de drogas. Los tres mayores productores de cocaína del mundo
(Bolivia, Colombia y Perú) están actualmente gobernados por líderes de
izquierda alineados ideológicamente. Bolivia tiene un próspero mercado legal de
derivados de la coca, en su mayoría hojas secas que mastica la población
indígena y ya en 2012, los gobiernos de Bolivia y Colombia impulsaron un
replanteamiento regional de las políticas de drogas en reuniones
multilaterales.
“Podríamos
por ejemplo hacer un pequeño tratado en nuestros países para modificar la
Convención de Estupefacientes de 1961 y plantar la primera bandera de
legalización en el mundo, otros países pueden seguir”, aseguró el senador.
Pero antes
de que se reescriban los tratados internacionales, Colombia aún podría tener
una batalla legal por delante. Tal como está, la constitución colombiana
prohíbe explícitamente el uso de estupefacientes sin prescripción médica; así que
incluso si el Congreso aprobara una ley que legalice la marihuana recreativa,
la Corte Suprema podría considerarla inconstitucional.
Un recurso
para eliminar ese artículo ya lo inició otro legislador, el congresista Juan
Carlos Losada.
"Es una
batalla de dos frentes. Nuestro proyecto de legalización en el Congreso y el
recurso de Losada ante la corte constitucional. Lo que ocurra primero lo
apoyaremos, porque este país necesita la paz", dijo Bolívar.