El diagnóstico le llegó antes de su retiro de la Policía y el
exsargento atribuye esta enfermedad al trabajo que desempeñó durante años
asperjando cultivos de uso ilícito con glifosato, como integrante de la Policía
Antinarcóticos.
A escasos días de despedirse de este mundo, el sargento (r)
de la Policía, Gilberto Ávila Llano, mantiene en firme su decisión de recibir
la eutanasia en un hospital de Armenia. Para él será un descanso tras la dura
lucha que ha tenido que librar durante 17 años contra el párkinson juvenil que
le diagnosticaron cuando todavía era suboficial activo y al servicio de un
grupo antinarcóticos en el sur del país.
Varios de sus familiares llegaron hasta su residencia en zona rural de Salento, en Quindío, para la despedida del expolicía de 59 años. También arribaron varios miembros de la policía, un sacerdote y una trabajadora social de la institución para acompañarlo por unas horas mientras llega su momento de partir.