Una terrible historia de desesperación y juventud. Es el caso de la niña de Monopoli, Italia, que se quitó la vida. La menor de 13 años se encerró en el baño aprovechando la breve ausencia de sus padres y se suicidó ahorcándose. Estaba decepcionada por no poder participar en una charla grupal en WhatsApp con sus compañeros del colegio y por ser excluida de una salida organizada por los mismos amigos. Una decepción tan grande e insoportable como para llevarla a esa trágica decisión.
Fue su madre
quien la encontró: su hija aún agarraba el móvil en sus manos. Los equipos de
rescate intentaron por todos los medios reanimarla pero no pudieron hacer nada
más.
La Fiscalía
de Bari ha abierto una investigación por instigación al suicidio. Las pesquisas
están a cargo de los Carabinieri, coordinados por los magistrados, y se
concentran por ahora en el teléfono móvil de la niña (desde donde se puede ver
la exclusión del chat) para reconstruir las relaciones con sus compañeros y su
dinámica y entender si la niña fue víctima de acoso escolar.
La situación
de aislamiento que habría vivido la pequeña en el último período, la exclusión
de una salida, y luego de un grupo de mensajería, la habría lastimado al punto
de desarrollar la idea de acabar con todo.
Su padre y
su madre habían tratado de tranquilizarla y convencerla de que no le pasaba
nada. Desafortunadamente, sin embargo, sus palabras fueron en vano. En los
próximos días, los carabinieri escucharán a todas las personas que han tratado
con la joven de 13 años en los últimos días, especialmente el director y los
profesores, en un intento por entender su situación en el colegio.
Este caso de
Monopoli recuerda a otro ocurrido hace poco en Italia. Hace apenas unas
semanas, a finales de septiembre, en la zona de Treviso (Véneto), otra niña de
12 años también fue encontrada sin vida en el jardín de su casa. De origen
albanés, se había mudado a un pueblo cerca de Conegliano hacía solo dos meses y
aún no sabía italiano: sus padres, en cambio, trabajadores extranjeros, estaban
bien integrados. En los primeros días de clases, los compañeros de clase
parecían haberla visto sonriente.
Unos días
antes, en Brianza, Lombardía, un niño de 13 años había sido encontrado muerto
al pie de un edificio abandonado. El jovencísimo, vecino de Monza, se arrojó
desde el último piso del edificio abandonado. Recientemente había comenzado a
cursar el primer año de secundaria: tenía una cita con un amigo, pero nunca se
presentó. Fue el amigo quien alertó a los carabinieri. Nuevamente, una tragedia
aparentemente inexplicable: el chico no dejó ningún mensaje para explicar los
motivos de tal gesto y al mismo tiempo aún no han surgido elementos que
sugieran la participación de terceros.
En Europa 9
millones de adolescentes viven con un trastorno de salud mental y el suicidio
es la segunda causa de muerte entre los jóvenes.
Fuente: ABC
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