La sede de la UNAD en Pitalito Si existe, cuenta con moderna Infraestructura


El secretario de transparencia aseguró que la sede de la Unad en Pitalito No existe, al igual que otras sedes en Colombia, los cuestionamientos fueron realizados desde la Presidencia de la República, sin embargo, la moderna sede que tiene la Unad en Pitalito demuestra que no es cierta la aseveración que hizo en funcionario y la Universidad se ha pronunciado con el siguiente comunicado.

Estos son los trece “elefantes blancos” que el Secretario de Transparencia cree ver en la UNAD: Comunicado rectoral

El Dr. Andrés Idárraga, secretario de Transparencia de la Presidencia de la República, públicamente ha cuestionado la integridad de la gestión rectoral de la UNAD y actuaciones de nuestra comunidad académica, basado en hechos falsos, en fuentes falsas y en una real acción de desprestigio de mi nombre, impropia de una dignidad como la que él ostenta.

Sin pruebas reales, con opiniones subjetivas, sin haber preguntado o pedido información a la UNAD, el Dr. Idárraga viene cuestionando mis acciones rectorales, las del honorable Consejo Superior Universitario, así como la gobernabilidad y la integridad que se vive en la UNAD.

En diversos escenarios desde su posesión, y recientemente en el recinto del Congreso de la República, el Secretario ha dicho que “no puede ser posible que una persona en un cargo público permanezca más de dos décadas... eso me parece que va en contravía del ejercicio de lo público”, desconociendo que la Constitución Política define el principio de la autonomía universitaria y, por su parte, el ordenamiento jurídico colombiano no lo prohíbe dado el ejercicio de gobierno y gobernabilidad reconocido en las universidades públicas, quienes en particular lo pueden o no estipular en sus estatutos internos.

Igualmente el señor Secretario critica las actuaciones del Consejo Superior Universitario, cuestionando que disciplinariamente “no pase nada”, con lo que también termina poniendo en duda el marco regulatorio de las entidades de investigación del Estado, que han analizado en múltiples ocasiones el caso de la UNAD y no han encontrado irregularidad alguna en las actuaciones de dicho cuerpo colegiado y en las del rector de la UNAD, quien dicho sea de paso, no posee ninguna sanción a la fecha.

Cabe recordar que, en Colombia, nadie puede ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio, y no a través de supuestos, hechos no probados o afirmaciones mediáticas, como en este caso.

Por todo esto, que el Secretario de Transparencia del Gobierno Nacional denuncie, sin fundamento, hechos que él interpreta como supuestos casos de corrupción, no deja de ser preocupante no solo por la temeridad de sus afirmaciones sino por el daño que hace a la más grande comunidad universitaria del país (con 205 mil estudiantes, y no 100 mil como él afirma).

Respetuosamente me permito recordarle al señor Secretario que cuando él hace alusión a información que presenta como auténtica, esta debe someterse a las cargas de veracidad y objetividad que rigen el suministro de información, de conformidad con el artículo 20 de la Carta Política, a fin de evitar cualquier tipo de manipulación de la opinión pública.

Además, la jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos señala que, “cuando el derecho a la libertad de expresión es ejercido por servidores públicos en desempeño de sus funciones, este tiene mayores restricciones (o un ámbito protegido menor) a las que enfrenta cuando lo ejerce un particular”.

Por lo mismo, usar como recurso dialéctico la opinión, la sugerencia o la presunción en vez de la acusación directa y soportada, no evade la responsabilidad social y daño ocasionado a la imagen de la UNAD y de su rector de parte de un funcionario de este rango. Opinar que los mecanismos democráticos al interior de la universidad “en mi consideración podrían estar viciados”, “encontramos que al parecer esos contratos se ejecutaron solamente en el papel”, “estamos hablando de posibles trece elefantes blancos”, constituyen afirmaciones que buscan evadir la responsabilidad penal del Secretario en torno de sus palabras, pero que se convierten en una daga sobre la reputación y dignidad de la UNAD y de su rector.

Las infundadas acusaciones del Dr. Idárraga vienen desde octubre pasado, en vísperas del proceso de designación rectoral de la UNAD en el que todos los estamentos universitarios y el Consejo Superior, en debida forma, me honraron con la reelección, en un hecho que es absolutamente legal y legítimo en el ámbito universitario, pero que el Dr. Idárraga no considera apropiado, y cuestiona basado en su opinión y no en el debido ordenamiento jurídico de la educación superior colombiana y la autonomía universitaria.

Paradójicamente el Dr. Idárraga, funcionario de alto nivel del Estado colombiano, al tiempo que cuestiona la forma de organización y elección de los órganos de gobierno de la UNAD, dice ser respetuoso de la autonomía universitaria.

A propósito, el Ministerio de Educación Nacional (partícipe en el Consejo Superior Universitario, órgano colegiado en el que también hay un designado del Presidente de la República), no tiene observación o reparo alguno frente a la legalidad de las elecciones y reelecciones de los distintos representantes de la comunidad en la dirección de la UNAD.

También es contradictorio que mientras el Dr. Idárraga condena en medios de comunicación y eventos públicos, sin haber abordado el debido proceso investigativo -artículo 29 de la Constitución Política- y de confrontación de hechos (acciones mínimas en una actuación como la esperada de la Secretaría de Transparencia), diga en el Congreso de la República que es consciente de la delicadeza que debe tener en sus afirmaciones “porque lo que se dice puede poner en riesgo la libertad de las personas y siempre estamos ejerciendo la presunción de la inocencia”. Dr. Idárraga, Usted no ha considerado la presunción de inocencia en mi caso ni en el de la institucionalidad de la UNAD, y nos ha condenado en diversos medios, sin ninguna prueba, cuando ni siquiera solicitó verificación directa de los presuntos hechos anómalos sobre nuestra universidad.

Dada la gravedad de sus acusaciones, pedí una cita al señor Secretario para aclarar sus dudas, mas el Dr. Idárraga me ha concedido la reunión para dentro de 7 semanas, que es un tiempo que -en defensa de la imagen de la Universidad y la mía- resulta excesivamente peligroso en virtud de la forma como los medios de comunicación han hecho eco de sus palabras. Por ello, para evitar que se diga que “el que calla otorga” y para luchar por recuperar nuestra integridad y corrección en todos los procesos institucionales, este texto se publica en la página web de la Universidad y se envía no solo al Dr. Idárraga y a los distintos medios de comunicación, sino también a los organismos de investigación del Estado (Contraloría, Procuraduría, Ministerio de Educación…), entes que, ante la gravedad de las denuncias efectuadas ya activaron sus unidades de reacción inmediata y, una vez más lo reitero, nunca han sancionado ni a la UNAD ni a Jaime Alberto Leal Afanador por las distintas falsas acusaciones que se han hecho por quienes desde hace años buscan reversar el avance de este proyecto y causa social-educativa que ha impactado favorablemente a las comunidades y territorios diversos del país y fuera del mismo.

Sobre los "trece elefantes blancos”

Pese a la irrefutable realidad, el pasado lunes 20 de febrero, en una audiencia sobre “corrupción” en Universidades, organizada por dos representantes a la Cámara, el Dr. Idárraga presentó otras infundadas acusaciones contra la UNAD, y habló de la existencia de “elefantes blancos” porque, según él, la Universidad destinó miles de millones de pesos en unos contratos para la construcción de sedes que, según dijo en el recinto del Congreso de la República y luego ratificó en la emisora W Radio “al parecer no se hicieron y se ejecutaron solo en el papel”.

Si el Secretario de Transparencia se hubiera tomado el mínimo trabajo de preguntarnos, en vez de confiar en fuentes malintencionadas que no solo buscan desprestigiar el nombre de la UNAD y el mío, sino también el del propio Idárraga al darle información que termina poniendo en duda su rol como Secretario de Transparencia, se hubiera dado cuenta que dichos “elefantes blancos” hoy en día son unas excelentes edificaciones, con las debidas y pertinentes ofertas académicas, de investigación aplicada y tecnología de punta, que la UNAD tiene al servicio de sus estudiantes en esos 13 municipios del país y sus zonas de influencia, tal y como los organismos de investigación del Estado (Contraloría, Procuraduría y Fiscalía) pueden valorar en la información detallada que les estamos remitiendo.

Las 13 sedes que supuestamente no se construyeron, y que en la realidad sí se edificaron son hoy en día motivo de orgullo institucional, resultado de nuestro propósito de dignificar la educación pública de nuestro país, y, al igual que nuestras otras 57 sedes, hoy son sello de un compromiso institucional ineludible con la sociedad colombiana. Así mismo, vale decir que el compromiso financiero de la UNAD con la banca ha sido debidamente atendido sin comprometer la estabilidad financiera de la Universidad y hoy se configuran en los centros comunitarios de atención virtual, o CCAV, de los municipios de Pamplona, Cartagena, Quibdó, Corozal, Zipaquirá, Bucaramanga, Barranquilla-Puerto Colombia, Facatativá, Cúcuta, Neiva, Pasto, Pitalito y San José del Guaviare.

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