Una Asamblea Nacional Constituyente es un órgano encargado de reformar la Constitución de un país. En el caso de Colombia, este mecanismo se ha utilizado históricamente para modificar su Carta Magna. La última vez que se convocó fue para reformar la Constitución Política de 1886, dando lugar a la Constitución de 1991, que sigue en vigencia en la actualidad.
La convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente puede realizarse a través del Congreso de la República o mediante un referendo. En el primer caso, el Congreso debe aprobar una ley para convocar a elecciones en las que los ciudadanos votarán la conformación de la Asamblea. Esta será elegida directamente por los ciudadanos en un acto electoral independiente de cualquier otro.
Para que la convocatoria sea válida, al menos una tercera parte de los integrantes del censo electoral debe aprobarla. Una vez constituida, la Asamblea elaborará su propio reglamento y tendrá la facultad de reformar la Constitución durante el tiempo establecido para cumplir sus funciones, suspendiendo la facultad ordinaria del Congreso para dicha tarea.
Es importante destacar que la convocatoria de una Asamblea Constituyente requiere un amplio respaldo popular y político, ya que implica cambios fundamentales en la estructura del Estado y en los derechos de los ciudadanos. Además, cualquier reforma constitucional que se apruebe en la Asamblea debe ser ratificada posteriormente por el pueblo mediante un referendo.
En el contexto actual de Colombia, la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente realizada por el presidente Gustavo Petro ha generado debate y controversia. Algunos sectores políticos cuestionan su viabilidad y oportunidad, especialmente aquellos que recuerdan el compromiso previo de Petro de no convocar a una Asamblea Constituyente durante su campaña política. Sin embargo, otros defienden la necesidad de transformar las instituciones del Estado para garantizar una mayor participación ciudadana y una democracia más inclusiva.