Mancuso, deportado de Estados Unidos el 27 de febrero, expresó su compromiso con las víctimas del conflicto armado colombiano y su disposición a contribuir con una agenda de paz en el país. Aunque su pasado como exlíder paramilitar y las acusaciones en su contra por miles de crímenes generan controversia en torno a su liberación.
El exjefe paramilitar fue condenado a ocho años de cárcel en el marco de la Ley de Justicia y Paz, una pena máxima establecida en el sistema de justicia transicional. Durante su estadía en Estados Unidos, Mancuso fue extraditado en 2008 por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Tras su regreso a Colombia, Mancuso emitió un comunicado en el que afirmaba su compromiso con la construcción de la paz y la reconciliación en el país. No obstante, su retorno ha generado debate sobre el papel que debería desempeñar en la sociedad colombiana, dadas las graves acusaciones en su contra por crímenes de lesa humanidad.