Pitalito entre las ciudades con mayor proyección del país según el BID



El potencial de las ciudades intermedias



El BID identificó los municipios distintos a las grandes capitales que requieren especial atención para su desarrollo. ¿Qué dicen los expertos que se debe priorizar?



Por: María Alejandra Medin






Hoy más de la mitad de la población mundial, el 54%, vive en áreas urbanas, pero en 2050 la cifra crecerá a 66%, de acuerdo con la ONU. Se proyecta que el continente americano será el más urbanizado, con tasas de entre 80 y 90% en los países del Cono Sur. Colombia tendrá cerca del 86% de las personas viviendo en ciudades, 10 puntos porcentuales más que lo que calcula en este momento el Banco Mundial, y 52 millones de habitantes urbanos según el Departamento Nacional de Planeación (DNP).

Sin duda los retos están tanto en el campo como en las ciudades: habrá que garantizar la producción de comida, por un lado, y evitar el caos por las vertiginosas aglomeraciones urbanas, por el otro. Un reciente estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), habla de la oportunidad que tienen y la atención que se debe prestar a las ciudades intermedias colombianas en este escenario.

Parte de que hoy no necesariamente las grandes capitales son las más atractivas para la población, por el contrario, centros urbanos más pequeños ofrecen oportunidades para nuevas ideas de negocio en mercados menos saturados. Recuerda el BID que 40% de la población y 45% del PIB se concentran en 23 ciudades diferentes a Bogotá, que aporta el 25% de la economía del país.

Pero “en varias de las intermedias ya se empieza a notar el costo de la congestión, el consumo de tiempo que requiere desplazarse de un lugar a otro, la polución, los altos costos de la tierra y, por ende, de la vivienda, y en general, grandes desigualdades sociales y espaciales”, dice el estudio, que tomó como base 57 ciudades que tienen habitantes en el rango de 100.000 a un millón. Además señala que se deben generar líneas de atención diferenciadas para cada urbe, pues las problemáticas, el recaudo fiscal, la ejecución, la tasa de crecimiento de la población, entre otras variables, en cada caso son diferentes y, por lo tanto, las potencialidades también lo son.

El DNP ha, asimismo, identificado 56 centros urbanos, sobre los que ha construido lo que llama “Sistema ciudades”, que alberga hoy al 65% de la población. Para el BID las de mayor potencial son aquellas que presentan índices por encima del promedio nacional en las variables estudiadas. Entran en ese grupo municipios como Chía, Zipaquirá, Pasto y Duitama. Sin embargo, propone que las dos primeras sean atendidas de manera integral con estrategias para el desarrollo de Bogotá.

Pasto y Duitama están entre las zonas urbanas en las que “su actividad económica, capacidad institucional y de gestión, así como su crecimiento poblacional se da principalmente dentro de sus límites político-administrativos y su interdependencia con otras ciudades vecinas aún no es tan fuerte”, y se denominan autónomas. Por lo tanto, según el BID, requieren atención individualizada en su planeación para no cometer “los mismos errores de las ciudades mayores”.

En contraste, están las ciudades más débiles, que en diseño y políticas deben ser atendidas con urgencia, pues presentan bajo rendimiento institucional y recaudo fiscal, como Apartadó, Maicao, Quibdó, Turbo, entre otras. El BID recomienda ante esta situación ordenar las ciudades en categorías y diseñar estrategias no generalizables para actuar frente a los problemas de cada una.

En un sentido similar, a finales de 2014 Planeación Nacional comunicó la creación de categorías para las ciudades “teniendo en cuenta la edad promedio de sus habitantes y la demanda diferenciada de servicios de educación, salud, protección social y cuidado de personas dependientes”. La nueva categorización es útil, según el DNP, para “planificar las inversiones públicas en servicios y ejecutar políticas de generación de empleo y protección social de los habitantes según sus edades”.

Más aún, la propuesta del BID es ver las ciudades como engranajes, no sólo intra sino interregionalmente. Tal es el caso de Villavicencio, Florencia, Pitalito, Pasto e Ipiales. “Aunque dichas ciudades forman parte de las regiones Pacífico, Centro-Sur y Llanos, se encuentran relativamente desarticuladas tanto de las regiones a las que pertenecen como de la gran región Sur-Oriental”. Su papel no es menor, pues podrían desempeñar un papel integrador de ciudades como Mocoa, Leticia y Mitú con el resto del país.

“Este conjunto haría parte de la red de ciudades del país, las cuales, de acuerdo con sus características e interdependencias, se complementarían y fortalecerían llegando a constituirse en alternativas tanto en la provisión de bienes públicos como en prestación de servicios, y generación de oportunidades propias de las principales ciudades del país”, concluye el informe.

“Lo que más une son las vías y la infraestructura. Sin eso no hay integración”, opina William Alfonso, profesor de Gestión y Desarrollo Urbano de la Universidad del Rosario. La deficiente infraestructura sin duda impacta sobre la economía. “Producen gran cantidad de materias primas, pero tienen que subirlas a Bogotá sin valor agregado”. La facilidad de acceso y para despachar mercancía, según él, permitirían agregarle valor localmente e incluso desarrollar una red de aeropuertos de carga. Por supuesto, “hay que preparar el suelo y hacer grandes proyectos de vivienda para poder dar solución a toda la gente que va a llegar”.

El Espectador



Artículo Anterior Artículo Siguiente

نموذج الاتصال