En la vereda de Versalles del municipio de Pitalito, se realizó el segundo recorrido por la defensa y reconocimiento del territorio a través de la vega del río Magdalena. Allí se hizo lectura del escrito del Manifiesto Medio Ambiental del indio Noah Sealth; luego, los participantes se fueron a una caminata por la vega del río durante 7 horas, visitando el Salto del Mortiño por el cañón de la quebrada La Chorrera.
Igualmente, en el sitio donde quedaba el puente "El Remolino" , el cual se cayó el año anterior, se dialogó sobre el peligro que viven de modo permanente los habitantes de esta zona. Los campesinos reclaman a los contratistas y sectores políticos que estuvieron comprometidos con la remodelación y posterior caída del puente antiguo ya que peligroso pasar de un lado a otro, a través de una tarabita: medio de transporte muy utilizada en los siglos anteriores ante la ausencia de puentes, para atravesar ríos y cañones. La tarabita ha estado a punto de desaparecer como medio de transporte por su inseguridad. No obstante ante la negligencia de las instituciones públicas comprometidas, esta sigue funcionando.
Durante el recorrido se realizó el discurso simbólico por la protección y defensa del río Magdalena en la Vereda de Versalles, , por parte de Álvaro Pérez -líder de la vicerrectoría de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria de la UNAD-, quien trajo a colación las palabras del Jefe Indio Noah Sealth: “¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aun el calor de la tierra? Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿Cómo podrán ustedes comprarlos?”.
Apartes de la lectura
Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto, es sagrada a la memoria y el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los arboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su país de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas, en cambio nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra puesto que es la madre de los pieles rojas.
Somos parte de la tierra y asimismo ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia… El agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos no es solamente agua, sino que también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos tierras, deben recordar que es sagrada, y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
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los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también los suyos, y por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano”.
Sobre este jornada, el coordinador Wilson Meneses destacó, “es un evento con una conciencia profunda por el ser y vivir en esta tierra del Valle del Laboyos y su compromiso con el planeta”; la caminata contó con la participación de alrededor de 80 personas entre estudiantes de la Universidad Surcolombiana, ciudadanos y docentes de la UNAD.