Familiares
no tenían noticias de ella desde el 31 de diciembre, hasta que una llamada
misteriosa les dio la pista clave.
María de la
Cruz Otálora, de 47 años, se ganaba la vida como vendedora de alimentos. Su
vida transcurría con tranquilidad hasta los últimos días de 2017, cuando
desapareció espontáneamente.
Sus vecinos
también se preocuparon por ella y le preguntaban al esposo de la mujer,
identificado como Robin Ballestas. Las respuestas del sujeto eran confusas: en
ocasiones decía que ella había viajado a Santa Marta, luego decía que se había
ido a La Guajira.
Una llamada
fue la que finalmente alertó a los hijos y hermanos de María. “Él la mató y la
enterró en el patio”, le dijo la voz al otro lado del teléfono a Efrén Otálora,
su hermano.
De inmediato
empezó la angustiosa búsqueda. Rompieron parte de un piso, pero no hallaron
nada. Un amigo del hermano excavó en el patio y encontró el cuerpo
bocabajo.
Cuando
estaba por descubrirse la verdad, desapareció Ballestas, el compañero
sentimental de la víctima, con quien vivía hacía tres años. La Fiscalía emitió
orden de captura en su contra por ser el sospechoso principal del homicidio.