Como Mario Alejando Nieto Loaiza,
ninguno. De 18 años de edad este joven papá se levanta todos los días con el
amor, el compromiso y la responsabilidad de enfrentarse al mundo para que a sus
cinco hijos y a su mamá no les falta nada.
Nacido en Armenia, Mario Alejandro
habita con su familia en el barrio La Esmeralda de Circasia. Niny Johanna
Loaiza, su señora madre; Sara Sofía de 3 años, Jessica Alejandra de 8, Karol
Dahianna de 10, Daniel Steven de 13 y Héctor Fabio Nieto Loaiza de 15 años son
los hijos - hermanos de este joven padre, ejemplo de lo que es verdaderamente
un hombre con los pantalones bien puestos.
Trabajo y estudio
Mario Alejandro es empleado en
Arrendamos Quindío, empresa de alquiler de equipos para construcción en la que
recibe el respaldo de sus jefes y compañeros. “Entre mi mamá y yo sostenemos el
hogar. La casa es de mi papá, un señor que nunca nos colaboró. Hasta hace poco
vivía con nosotros pero de un momento a otro desapareció. Yo monté una tiendita
en la casa y ella es la administradora. Mi madre tiene cáncer hace tres años,
yo trabajo desde los 5 años, siempre he estudiado y trabajado, he sido el que
ha entrado la papita a la casa, he trabajado en todo, excepto en cosas
indebidas”.
Dice que el sector donde viven está
catalogado como lo peor de Circasia. “Gracias a Dios ni yo ni mi familia
tenemos vicios, eso es muestra que uno es lo que quiere ser, no importa en
donde viva”.
Mamá
Niny Johanna, aparte de tener cáncer
sufre de epilepsia, un mal que ha soportado con su hijo Mario Alejandro quien
desde niño aprendió a controlarla. En el barrio lo admiran porque siempre ha
estado al lado de su mamá. “Mi familia ha estado por encima de todo”.
A pesar de su enfermedad, Niny
Johanna ha sido una persona luchadora. “Es la razón de mi vida junto a mis
hermanitos, por eso que me mato trabajando y estudiando. Ella es la que merca
porque sabe distribuir hasta el último centavo”.
Oficios
Este joven padre empezó a ganarse la
vida desde muy corta edad. Ha pasado por una infinidad de oficios, panadero,
vendedor de dulces, constructor, en fincas, pero lo que más recuerda fue cuando
laboró con un señor vendiendo revuelto y con lo que se ganó en la semana montó
su propio negocio, “el señor no me volvió a hablar por lo que le hice
competencia” (risas). Hoy, aparte de su trabajo en la empresa, canta y baila en
espectáculos para ganarse una platica adicional porque son muchos los gastos,
señala. Es técnico en matemáticas y en programación de software, arregla
computadores, crea aplicaciones y estudia ingeniería de sistemas. “No era lo
que quería, lo que me apasiona es la ingeniería civil, pero como tengo que
trabajar, me es imposible estudiar esa carrera.
Dos quincenas
A Mario Alejandro le pagan quincenal.
Destina 162 mil pesos para la cuota de su moto, $264 mil para la universidad,
100 mil y lo que se rebusca para el mercado. “Esa quincena nos ‘bandiamos’ con
eso y la siguiente ya hago un mercado grande y pago servicios, me ayuda que soy
muy cacharrero, lo que salga lo hago, esos recursos me sirven para la gasolina,
para las tareas que tengo que llevar a la universidad y a veces quedo colgado
porque un mínimo para todo no alcanza: útiles, uniformes porque tengo a todos
mis niños estudiando gracias a Dios, el de 15 años ya sale el año entrante de
bachillerato.
Papá
Asegura que de los cinco hermanos
cuatro le dicen papá. Todos me piden la bendición cuando llego, cuando salen me
piden permiso, puede que haya diferencias, porque mantengo pendiente de los más
pequeñitos que son los que más necesitan de uno, si requieren algo ahí estoy
yo: un consejo y si hay que regañarlos los regaño, me hacen mucho caso, son muy
respetuosos conmigo, el solo hecho de que yo llegue y me pidan la bendición,
para mí es un orgullo. La relación es muy buena, prima el amor y las decisiones
que vamos a tomar las consultados entre todos.
Dice este joven papá que como no
tiene para paseos, cada 8 días se los lleva para el polideportivo del barrio a
jugar fútbol, que aunque es malo para el balón trata de compartir con ellos
para que se diviertan el fin de semana. “Mantengo pendiente del Daniel Steven,
el de 13 años, porque sé que esa edad es peligrosa, se deja controlar, estuvo
un poco colgado en el estudio pero me senté a hablar con él y se superó. En el
colegio yo soy el acudiente de todos.”
Satisfacción
A veces me siento agotado porque el
que no me vean como un hermano sino como un papá implica deberes, asegura. “Me
perdí muchas cosas de mi infancia por estar pendiente de ellos, pero eso sí la
satifacción es muy grande porque cuando ellos tiene un logro me llaman es a mí
a felicitarme, es algo muy especial. Ellos el día del Padre siempre me dan mi
regalo. Hoy estoy esperando las medias (risas).
Proyectos
Mario Alejandro tiene tiene muchos
proyectos, primero terminar la universidad “y con mis hijos que todos sean unos
grandes profesionales, me lo prometí y se los prometí a ellos que hasta que
todos no salgan del colegio y estén en la universidad no los voy a desamparar.
Los veo siendo unos profesionales, exitosos, con valores que se acuerden
siempre de la mamá”. Dice que no tiene novia que para ello habrá tiempo.
“Primero mis hijos y mi mamá”.
Tomado de Germán Rojas Arias. LA
CRÓNICA